Nº 25: El Rosario y el Corazón de Jesús

BOLETIN DEL ROSARIO
Año III - Nº 25
junio de 2008

REFLEXIÓN


Acto de Consagración del Mundo
al Inmaculado Corazón de MaríaPío XII
31 de octubre de 1942

¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.

En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.

Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente.

Vos, oh Madre de misericordia, impetradnos de Dios la paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios.

Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la paz y haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen (hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor.

Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.

Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en El todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a Otro de la tierra, el eterno Magnificat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.



GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO

Meditando el Rosario con el Corazón de Jesús
Meditaciones propuestas por las Hermanas de Langeac
Oración inicial
Dulcísimo Corazón de Jesús:
aquí nos tienes en tu presencia,
pidiéndote perdón por nuestras culpas e implorando tu misericordia.
Nos pesa haberte ofendido
por ser tan bueno que no mereces nuestra ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón
Amén


MISTERIOS GOZOSOS

I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
He aquí la Esclava del Señor.
Si escuchamos la voz del Señor no endureceremos nuestros corazones, no demoraremos un momento en entregarnos plenamente al poder a la gracia. (Santa Gertrudis)
II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
Bendita tú eres entre todas las mujeres y Bendito es el fruto de tu vientre.
Roguemos a María para que estemos cada vez más próximos al corazón de su Hijo, para que nos ayude a seguir su escuela de virtudes. (Juan Pablo II)III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
Os ha nacido el Salvador…Hallaréis al Niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre.
Quiero vivir como un niño sin preocupaciones en el Sagrado Corazón de mi Padre, dejándome conducir en todo con la simplicidad de un niño. (Santa Margarita María de Alacoque)
IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
Llevaron al Niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.
De la fuente que brota de mi corazón, extenderé torrentes de consolación divina sobre todos los que se acerquen con confianza y humildad. (Santa Gertrudis)
V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
¿No sabían que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?
El corazón de Jesús es realmente el corazón humano de Dios-Hijo. Está, pues, lleno de amor filial: lo que hizo y dijo sobre la tierra dan testimonio de este amor filial. (Juan Pablo II)

MISTERIOS LUMINOSOS

I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
Ved qué manifestación de amor nos dio el Padre para que seamos llamados hijos de Dios….
Acurrucada sobre tu corazón compasivo, mi alma madura suavemente al sol de tu Amor. (Santa Faustina)
II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
Hagan todo lo que El les diga.
…que los hombres acudan a la fuente de la Misericordia, que se beneficien con la Sangre y Agua que por ellos se derrama…(Santa Faustina)
III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Les daré un corazón nuevo…
Tanto la conversión como la perseverancia, son una gracia de mi Misericordia (Santa Faustina)
IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
Este es mi Hijo, el Elegido. Escúchenlo.
Id simplemente con Nuestro Señor que no les perderá, ya que les ama. Contentáos con amarlo y dejadle hacer: solo eso basta. (Santa Margarita María de Alacoque)
V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Permaneced en mi amor.
Este corazón es para todos los hombres, y al mismo tiempo “Casa de Dios y Puerta del cielo”. “Casa”, pues por la comunión eucarística el Corazón de Jesús reside en cada corazón humano. “Puerta”, pues en cada uno de esos corazones humanos, abre la posibilidad de la unión eterna con la Santa Trinidad. (Juan Pablo II)

MISTERIOS DOLOROSOS

I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Jesús comenzó a experimentar tristeza y angustia.
Tomad como aspiración las palabras de Nuestro Señor: “Que se haga tu voluntad”. Y a continuación:” Dios mío, me abandono a ti!” (Santa Margarita María de Alacoque)
II LA FLAGELACIÓN
Por sus heridas fuimos curados.
Si os encontráis en un abismo de debilidad o si caéis frecuentemente, húndíos en la fuerza del Sagrado Corazón que los fortificará y os levantará. (Santa Margarita María de Alacoque)
III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Lo revistieron con un manto púrpura y se burlaban de El.
La aflicción y las pruebas del corazón, en especial cuando se soportan con paciencia y humildad, aumentan la pureza del alma. (Santa Gertrudis)
IV LA VÍA DE LA CRUZ
Llevando El mismo su cruz, salió de la ciudad para ir al calvario.
Pon tu cabeza sobre mi corazón y saca de él fuerza para soportar todos los sufrimientos, ya que en otra parte no encontrarás ni alivio, ni ayuda, ni consuelo. (Santa Faustina)
V LA MUERTE DE JESÚS
Mirarán al que traspasaron
¡Miren, con Maria, el interior de este corazón! Mírenlo especialmente en el momento de la crucifixión. Cuando es atravesado por la lanza. Cuando se revela la hondura del misterio que allí se encuentra inscrito (Juan Pablo II)

MISTERIOS GLORIOSOS


I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
Estaré con ustedes para siempre.
¡Refugiémonos en el Corazón de Jesús! El nos ofrece una palabra eterna, un amor que no se agota jamás, una amistad que no falla nunca, una presencia que no cesa. (Juan Pablo II)
II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Mientras los bendecía se elevó al cielo.
Haz tu casa en el Corazón adorable de Jesucristo; llévale tus penas y amarguras y allí todo se pacificará. (Santa Margarita María de Alacoque)
III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Vieron aparecer lenguas de fuego…
En el corazón de Jesús se encuentran los reflejos del corazón de su Madre. Que el corazón de cada cristiano sea como el Corazón de Cristo: dócil a la acción del Espíritu, dócil a la voz de su madre. (Juan Pablo II)
IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
Vierte mi corazón palabra buena…
Perdeos en este abismo sagrado del Corazón de Jesús y no salgáis ya, porque ablandará vuestro corazón endurecido y lo volverá susceptible de gracias y de amor. (Santa Margarita María de Alacoque)
V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
Ven… Entra… Mira… Tú serás coronada.
Dulce Virgen María, sé para mí Madre llena de bondad, haz que sea recibida en la mansión del Corazón del Señor, en la escuela donde enseña el Santo Espíritu. (Santa Gertrudis)

CONCLUSION
Oración final

Oh, María Inmaculada, Soberana mía,
Mi queridísima Madre,
Renuncio a mi propia voluntad, a mis pecados,
disposiciones e intenciones.
Quiero lo tú quieres.
Me arrojo en tu Corazón abrasado de amor,
molde en el que quiero formarme,
y en él me escondo y me pierdo
para rogar, obrar y sufrir siempre por ti y contigo,
a la mayor gloria de tu Divino Hijo Jesús.
Amen.


Nº 24: El Rosario de los jóvenes


BOLETIN DEL ROSARIO
Año III - Nº 24
febrero de 2008



REFLEXIÓN


La necesidad y la urgencia de la misiónFragmento del mensaje de Benedicto XVI a los jóvenes del mundo
con ocasión de la XXIII JMJ 2008

Muchos jóvenes miran su vida con aprensión y se plantean tantos interrogantes sobre su futuro. Ellos se preguntan preocupados: ¿Cómo insertarse en un mundo marcado por numerosas y graves injusticias y sufrimientos? ¿Cómo reaccionar ante el egoísmo y la violencia que a veces parecen prevalecer? ¿Cómo dar sentido pleno a la vida? ¿Cómo contribuir para que los frutos del Espíritu que hemos recordado precedentemente, «amor, alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí» (n. 6), inunden este mundo herido y frágil, el mundo de los jóvenes sobre todo? ¿En qué condiciones el Espíritu vivificante de la primera creación, y sobre todo de la segunda creación o redención, puede convertirse en el alma nueva de la humanidad?

No olvidemos que cuanto más grande es el don de Dios –y el del Espíritu de Jesús es el máximo– tanto más lo es la necesidad del mundo de recibirlo y, en consecuencia, más grande y apasionante es la misión de la Iglesia de dar un testimonio creíble de él. Y vosotros, jóvenes, con la Jornada Mundial de la Juventud, dais en cierto modo testimonio de querer participar en dicha misión.

A este propósito, queridos amigos, me apremia recordaros aquí algunas verdades cruciales sobre las cuales meditar. Una vez más os repito que sólo Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas del corazón del hombre; sólo Él es capaz de humanizar la humanidad y conducirla a su «divinización». Con la fuerza de su Espíritu, Él infunde en nosotros la caridad divina, que nos hace capaces de amar al prójimo y prontos para a ponernos a su servicio. El Espíritu Santo ilumina, revelando a Cristo crucificado y resucitado, y nos indica el camino para asemejarnos más a Él, para ser precisamente «expresión e instrumento del amor que de Él emana» (Enc. Deus caritas est, 33). Y quien se deja guiar por el Espíritu comprende que ponerse al servicio del Evangelio no es una opción facultativa, porque advierte la urgencia de transmitir a los demás esta Buena Noticia.

Sin embargo, es necesario recordarlo una vez más, sólo podemos ser testigos de Cristo si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, que es «el agente principal de la evangelización» (cf. Evangelii nuntiandi, 75) y «el protagonista de la misión» (cf. Redemptoris missio, 21). Queridos jóvenes, como han reiterado tantas veces mis venerados Predecesores Pablo VI y Juan Pablo II, anunciar el Evangelio y testimoniar la fe es hoy más necesario que nunca (cf. Redemptoris missio, 1). Alguno puede pensar que presentar el tesoro precioso de la fe a las personas que no la comparten significa ser intolerantes con ellos, pero no es así, porque proponer a Cristo no significa imponerlo (cf. Evangelii nuntiandi, 80). Además, doce Apóstoles, hace ya dos mil años, han dado la vida para que Cristo fuese conocido y amado. Desde entonces, el Evangelio sigue difundiéndose a través de los tiempos gracias a hombres y mujeres animados por el mismo fervor misionero.

Por lo tanto, también hoy se necesitan discípulos de Cristo que no escatimen tiempo ni energía para servir al Evangelio. Se necesitan jóvenes que dejen arder dentro de sí el amor de Dios y respondan generosamente a su llamamiento apremiante, como lo han hecho tantos jóvenes beatos y santos del pasado y también de tiempos cercanos al nuestro. En particular, os aseguro que el Espíritu de Jesús os invita hoy a vosotros, jóvenes, a ser portadores de la buena noticia de Jesús a vuestros coetáneos. La indudable dificultad de los adultos de tratar de manera comprensible y convincente con el ámbito juvenil puede ser un signo con el cual el Espíritu quiere impulsaros a vosotros, jóvenes, a que os hagáis cargo de ello. Vosotros conocéis el idealismo, el lenguaje y también las heridas, las expectativas y, al mismo tiempo, el deseo de bienestar de vuestros coetáneos. Tenéis ante vosotros el vasto mundo de los afectos, del trabajo, de la formación, de la expectativa, del sufrimiento juvenil... Que cada uno de vosotros tenga la valentía de prometer al Espíritu Santo llevar a un joven a Jesucristo, como mejor lo considere, sabiendo «dar razón de vuestra esperanza, pero con mansedumbre » (cf. 1 P 3, 15).

Pero para lograr este objetivo, queridos amigos, sed santos, sed misioneros, porque nunca se puede separar la santidad de la misión (cf. Redemptoris Missio, 90). Non tengáis miedo de convertiros en santos misioneros como San Francisco Javier, que recorrió el Extremo Oriente anunciando la Buena Noticia hasta el límite de sus fuerzas, o como Santa Teresa del Niño Jesús, que fue misionera aún sin haber dejado el Carmelo: tanto el uno como la otra son «Patronos de las Misiones».

Estad listos a poner en juego vuestra vida para iluminar el mundo con la verdad de Cristo; para responder con amor al odio y al desprecio de la vida; para proclamar la esperanza de Cristo resucitado en cada rincón de la tierra.

Benedicto XVI
20 de julio de 2007


GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO

El Rosario de los Jóvenes
Estas meditaciones fueron tomadas
del devocionario del grupo G.A.M.-Juventud Ardiente Mariana de Córdoba, Argentina


Oración inicial
Aquí estoy en tu presencia Señor y Dios mío,
consciente de mis pecados y faltas.
Con sincero arrepentimiento
vengo a rechazarlos.
Me duele mi ingratitud
y no haber correspondido al amor que me diste.
Por ello, apelando a tu misericordia, te pido perdón



MISTERIOS GOZOSOS

I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
Una jovencita de corazón diáfano, que con anterioridad al anuncio del ángel estaba consagrada al Padre, acepta libre y consciente ser la servidora del Señor y la Madre de Dios. Con su testimonio de humildad nos enseña el camino que todo cristiano debe seguir.


¿Soy humilde y obediente como lo fue la Virgen María?
¿Acepto siempre la voluntad de Dios o me obstino en cumplir la mía?
¿Estoy atento a lo que Dios quiere para mi vida?


II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
La Virgen es ante todo, un modelo de humildad y servicio al prójimo. Ella, que es la Madre del Mesías, decide servir y no ser servida. Por eso nos invita a servir al Padre celestial con alegría y esperanza; a celebrar la misericordia de Dios con los más necesitados.


¿Practico la caridad con todos mis hermanos?
¿Tengo presente el servicio al prójimo, aún con mis enemigos?
¿Pienso la mayoría de las veces en mí antes que en los demás?


III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
El Rey de reyes no nació en un palacio; por el contrario, Dios quiso que su Unigénito naciera en un lugar pobre, para dar testimonio de su humildad y del amor que tiene hacia las personas de corazón sencillo.


¿Permito que Jesús nazca en mi corazón?
¿Cómo me preparo para que esto ocurra?
¿Reconozco el rostro de Cristo entre los más indefensos y débiles?


IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
Bendita tú eres Madre Santísima, por ser modelo de obediencia, por dejar siempre que la voluntad de Dios se haga en ti. Ayúdanos a buscar al Señor, que es esperanza para nuestro cotidiano andar, y a que en su compañía logremos dar pasos que le agraden.


¿Cumplo, como María, la ley de Dios?
¿Respeto sus mandamientos?
¿Me acerco a los sacramentos, especialmente a los de la confesión y eucaristía?


V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
La Virgen es discípula que medita y guarda todas las palabras y los acontecimientos de la vida de Jesús en su corazón dolorido.


¿Acepto el sufrimiento y los momentos de angustia?
¿Cuál es la actitud hacia nuestros hijos? ¿Les damos libertad para elegir su vocación?
¿Nos mostramos realmente interesados en las cuestiones de la fe y de la iglesia?


MISTERIOS LUMINOSOS

I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
Jesús no necesitaba conversión, ni recibir el bautismo de Juan. El que nunca cometió pecado, cargó con el nuestro. Siendo el Salvador, quiere comenzar por mezclarse con sus hermanos pecadores que buscan el perdón, para mostrarles el verdadero camino de redención.


¿Cuál es mi actuar como bautizado, como hijo de Dios y miembro de su iglesia?
Luego de caer en pecado ¿busco el camino de redención?


II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, primera creyente.


En los momentos más duros, ¿confío en la ayuda divina?
¿Escucho el llamado insistente del Espíritu Santo en mi corazón?
¿Descubro Su presencia tanto en mí como en los demás?


III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Jesús decía: El tiempo se ha cumplido. El reino de Dios estás cerca. Conviértanse y crean en la Buena Nueva. Con estas palabras nos indica que ha finalizado la larga espera del pueblo judío; la promesa de Dios anunciada por los profetas comienza a hacerse realidad; la nueva alianza se manifiesta a su pueblo.


¿Deseo alcanzar, como verdadero cristiano, la santificación?
¿Trato con insistencia de alejarme del pecado?
Cuando la vida me pone a prueba, ¿persevero en la fe o me dejo vencer por el desaliento?

IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
La gloria de la divinidad resplandece en el rostro de Cristo. Para los apóstoles es un testimonio decisivo, pues los ayudará creer en la resurrección y a vivir una vida transfigurada en el Espíritu Santo.


¿Siento la presencia de Dios en mi corazón o lo busco en las manifestaciones y cosas externas?
¿Obro en la vida de manera cristiana a fin de vivir un día la eterna bienaventuranza?


V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
El Cuerpo de Cristo es Pan de Vida que renueva y fortalece.

¿Acreciento el dolor de Jesucristo con mis faltas?
¿Hasta cuándo derramaré su sangre?


MISTERIOS DOLOROSOS

I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Nuestro Señor nos enseña que cuando estamos solos, tristes y angustiados, debemos recurrir siempre a la oración, y apoyarnos en la fe verdadera, en el Dios de Amor. Sólo así hallaremos la paz y la fortaleza necesarias para superar los momentos de mayor abatimiento y tribulación.


¿Es la fe mi arma más poderosa para vencer el temor y la depresión?
¿Acepto la voluntad de Dios Padre, aún cuando ésta me provoque un gran dolor?


II LA FLAGELACIÓN
El dolor de los golpes los lleva no sólo en el cuerpo, sino también en el alma a causa del pecado de los hombres. Pero El, que nos ama, se da a sí mismo como Cordero inocente para ser signo de reconciliación con el Padre.


¿Acepto los dolores y las injusticias que me ocasiona el pecado del prójimo?
¿Cómo reacciono cuando los demás ejercen violencia sobre mí?


III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Cristo, Príncipe de la paz, verdadero Rey y Mesías, es humillado sin ofrecer ninguna resistencia. No se defiende. No lucha.


¿Asumo con paciencia y valor las humillaciones y las degradaciones?
¿Denigro y menosprecio a mis hermanos?
¿Soy justo?


IV LA VÍA DE LA CRUZ
Cristo, tomando la pesada cruz sobre sus hombros, nos invita a seguirlo dominando nuestras pasiones, alejándonos del pecado, aceptando nuestra cruz de cada día.


¿Acepto siempre el largo camino de dolor que debo vivir?
¿Qué hago para aliviar la cruz de pecados que Jesús carga sobre sus hombros?
Los demás, ¿llevan cruces pesadas a causa de mi actuar?


V LA MUERTE DE JESÚS
Cuando los soldados se repartieron sus vestiduras, Cristo se quedó en el madero de la cruz cubierto con las burlas, las humillaciones, las heridas que nosotros mismos le causamos con nuestro pecado.


Si Jesús dio la vida por mi pecado, ¿qué hago para convertirme y no pecar más?
¿Soy capaz de aceptar los sacrificios, aún los más duros?


MISTERIOS GLORIOSOS

I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
La muerte y la resurrección triunfante son dos momentos inseparables del mismo misterio pascual. ¡Felices los creen sin haber visto!


¿Creo firmemente que Cristo ha vencido la muerte y vive glorioso?
¿Creo que Dios nos llama a compartir Su gloria?
¿Comparto ahora su pasión, seguro de que El me hará participar de su Reino?


II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Nuestra búsqueda de Dios no debe quedar solamente en la actitud de un mirar fijamente al cielo; mas bien debemos buscarlo y reconocerlo en nuestros hermanos más pequeños. Así estaremos cumpliendo con lo que el Señor verdaderamente nos pide.


¿Creo que Cristo es Dios y que reina junto al Padre y al Espíritu Santo en el misterio insondable de la Trinidad?
¿Qué hago para ascender diariamente en mi vida espiritual?


III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Lo había anunciado el Bautista: Yo los bautizo con agua; El los bautizará en el fuego. Jesús envía el Espíritu Santo para que sea guía, fortaleza y consejo para la Iglesia.


¿Escucho al Espíritu Santo que habita en mi alma?
¿Rezo para que ilumine en todo tiempo mis actos?


IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
La Concebida sin mancha, la Virgen perpetua, entregó su carne y su vida para que el Hijo de Dios se hiciera hombre. Al finalizar su paso terrenal, el Señor no podía sino gloriar a quien nunca conoció el pecado.

¿Vivo con sencillez y humildad, como lo hizo María, para alcanzar una muerte santa?
¿Confío en la intercesión de María Santísima para alcanzar la misericordia divina?


V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
Asociada a toda la empresa de la salvación, la Madre del Rey de reyes es Soberana de la creación.

¿Tengo devoción filial por la Virgen María?
¿Rezo regularmente el Rosario meditando sus misterios para conocer a nuestro Señor a través de Su Madre?


CONCLUSION

Oración final
Consagración de los Jóvenes

Virgen María, Madre querida:
te ofrezco en este día cuanto soy y cuanto tengo.
Coloco entre tus manos
mi libertad, mis anhelos, temores, esperanzas, tristezas y alegrías.
Te entrego mi entusiasmo juvenil, mis estudios y mi trabajo.
Protege mi vida, y vela por mis acciones,
a fin de que, siendo fiel a Dios,
alcance la salvación con tu ayuda.

Amén

Nº 23: El Rosario con Fr.Alberto García Vieyra,op


BOLETIN DEL ROSARIO
Año III - Nº 23
diciembre de 2007


REFLEXIÓN

Rosario significa “rosal”por Fr. Alberto García Vieyra, op.

La Iglesia, en su liturgia, ha consagrado el simbolismo de las rosas aplicado a nuestra Señora. Su título del Rosario nos recuerda la antigua significación de las flores.

Nadie como María es ese rosal plantado desde el principio junto a las aguas de Dios. Es el rosal que fructifica. El que tiene fecundidad. La fuente de todo bien entre los hombres. Es la Rosa que la virtud del Altísimo protegió con su sombra, y el fruto es Santo: el Hijo de Dios.

En el rosal hay rosas y espinas, como las hay en María. La flor surgió de la raíz de Jesé, y sobre ese renuevo desciende el Espíritu Santo. Las espinas las sufre en la Pasión de su Hijo, al contemplarlo en la cruz entregado por la salvación del mundo.

La Madre de Dios quiere de nosotros las rosas de nuestros sacrificios. La flor que nace en las espinas. El mérito que brota del dolor. Ella quiere recoger las flores que sus hijos hacen brotar en la tierra de sus almas, para ofrecerlas ante el trono del Padre. Quiere mostrar cómo los suyos participan de la cruz y acompañan a su Hijo en la redención del mundo.


GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO

Meditando el Rosario con Fr. Alberto García Vieyra, op.Las meditaciones fueron recopiladas de sus libros:
”El Rosario y sus Misterios” y “La Devoción a La Santísima Virgen”

Oración inicial
Oración al Espíritu Santo

Sopla sobre mí, Espíritu Santo,
para que todos mis pensamientos sean santos.
Actúa en mi, Espíritu Santo,
para que también mi trabajo sea santo.
Induce mi corazón, Espíritu Santo,
para que ame solamente aquello que es santo.
Fortaléceme, Espíritu Santo,
para defender todo lo que es santo.
Guárdame, Espíritu Santo,
para que yo siempre sea santo.
Amén.


MISTERIOS GOZOSOS

I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
Los misterios gozosos reflejan el amanecer de la Redención. El amanecer despunta en la madrugada con el primer resplandor que anuncia la luz. La Anunciación del Ángel fue aquel instante inicial de la luz que vino al mundo para iluminar a los hombres caídos en el pecado; el Ángel viene del cielo para traer a María la fe en el Hijo encarnado, enseñarle su misión de Nueva Eva, y moverla al consentimiento para la salvación del género humano.

II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
En el misterio de la Visitación de María a su pariente Isabel, vemos el primer acto de redención liberativa del pecado; es la primera vez que el Vero Encarnado expulsa al pecado en su presencia; es la primera vez también, que la Madre de Dios ejerce su función corredentora y de Madre espiritual de los hombres.

III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
En la noche de Navidad, llega el Mediador entre Dios y los hombres. La profecía alcanza su plenitud y acabamiento. Dios-hecho-hombre se constituye en el Reconciliador entre el cielo y la tierra.

IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
Podemos decir con propiedad que de dos maneras vino el Señor Dios a su templo, y de una tercera viene actualmente a lo que es también su templo. La primera de estas venidas es sin duda la Encarnación….Otra manera de venir a su templo es cuando es presentado de manera oficial, como Salvador del mundo, en el Templo de Jerusalén….La tercera venida ocurre cuando la gracia santificante inunda las almas de los justos.

V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
En la vida interior debemos saber preguntar y aquilatar despaciosamente las cosas. No precipitarnos en los juicios. Escuchar a los mayores y, sobre todo, obedecer al Señor que nos invita por igual a una evolución en edad y en gracia, hasta llegar a lo que la Escritura llama “la estatura del varón perfecto”.


MISTERIOS LUMINOSOS

I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
El bautizado es un hombre entregado a servir a Dios. Es un hombre- como lo expresa la liturgia bautismal-para vivir en Dios. Dios, que aceptó la oblación de Jesús, acepta también la oblación del bautizado, en quien ve un miembro vivo de su Hijo.

II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
Como los beneficiarios de la conversión del agua en vino de las bodas de Caná, nosotros también nos beneficiamos de la intervención de la Santísima Virgen (…).La piedad cristiana reconoce a María por intercesora. Interceder no es solamente pedir por otro; es también disponer a otro para determinadas influencias. Ambas formas de intercesión son familiares a la Madre de Dios.

III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Los judíos esperaban la restauración del trono de David por el Mesías (…). La misión de Jesús es establecer el Reino de Dios en la humanidad caída y víctima del demonio. El nuevo Reino davídico era pues un reino espiritual; las conquistas del reino de Dios, conquistas espirituales: hombres arrebatados al imperio del diablo.

IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
El Mesías es la gloria para todos los elegidos. La gloria sigue a la salvación y es su culminación. La salvación termina en la gloria de Dios. La gloria es exaltación, alabanza, felicidad plena y perfecta…

V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
La Nueva Alianza será la sellada con la sangre de la Víctima Divina muerta en la cruz, y participada en el misterio eucarístico. La Nueva Alianza entraña la presencia eucarística, sacramental de Dios en medio de los suyos.


MISTERIOS DOLOROSOS

I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
En el Huerto de los Olivos, el Señor es el modelo del alma cristiana en su intento de alcanzar la perfección de la caridad (…) El discípulo no es más que su maestro. Por esta noche de Getsemaní deben pasar y han pasado multitud de hombres y mujeres valerosos, que han hecho del seguimiento de Jesús el programa de su vida. Por allí pasaron Santo Domingo de Guzmán, San Martín de Porres, los Padres Apostólicos, San Atanasio, San Pacomio, San Benito y todos los santos confesores, vírgenes y viudas. Aquí se inicia el proceso de la purificación del alma…

II LA FLAGELACIÓN
Como Cristo suscitó el odio de los judíos, así la Iglesia Católica suscita muchas veces el odio y la blasfemia de la herejía. (…) En la flagelación del Señor, contemplamos cómo quiso sufrir castigo tan cruel para remisión de nuestros pecados.

III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
La coronación de espinas nos conduce a pensar en las virtudes interiores del alma (…) La humildad, la magnanimidad y la fidelidad a la propia vocación, cada uno según su estado, son las virtudes propias del cristiano. La necesidad de ponerlas en práctica, sin dar lugar a la soberbia, a la vanidad, a la vanagloria, el tratar al prójimo con afabilidad y tolerancia, son virtudes que configuran la perfección cristiana.

IV LA VÍA DE LA CRUZ
Jesús ha llevado su cruz. El cristiano también debe, según el mandato del mismo Señor, cargar su cruz y seguirle. Al tomar la cruz entre sus manos, sus pies se ponen en el camino de la salvación. Cruz son las obligaciones de la vida, obligaciones de estado, de trabajo, de condición…

V LA MUERTE DE JESÚS
En la cima del calvario místico de las almas, tenemos la unión transformativa del hombre por el amor de Dios; amor de caridad que ha purificado los apetitos mundanos, que ha elevado las potencias y facultades humanas, que la han conformado a Jesucristo, y que lleva al hombre, todo entero, a la muerte mística y a la resurrección.


MISTERIOS GLORIOSOS

I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
¡Ya tenemos en nosotros la gloria del Resucitado! La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y la victoria nos es dada por Jesucristo.

II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
La Ascensión nos certifica la voluntad de Jesús de ir al cielo y prepararnos un lugar (…); es el misterio de la esperanza cristiana. La esperanza de ganar el cielo, de ocupar un lugar en la casa del Padre.

III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Los místicos y los teólogos han llamado a la caridad: fuego, torrente impetuoso que todo debe arrastrar su su paso, que todo debe consumir. Es el amor de Dios Salvador. Fuego que transforma la vida humana en oblación, adoración a la Santísima Trinidad.

IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
Si contemplamos el lazo íntimo que une a Jesús y a María, y la participación de la Madre en los dolores del Hijo, ¿cómo éste no la iba a unir consigo en la Gloria del cielo?

V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
En todos los pueblos tenemos santuarios en honor de María: Luján; el Milagro de Córdoba; el Valle de Catamarca; Itatí en Corrientes; Sumampa de Santiago; el Rosario patrona de Cuyo. En las repúblicas hermanas: la Virgen de Andacollo en Chile, que se venera también en San Juan; Caacupé en Paraguay; Chiquinquirá en Colombia. En Brasil, en Bolivia, en Perú, en todos los países de América Latina tenemos santuarios y pueblos consagrados a la Virgen. Es a Ella a quien debemos recurrir. Es Reina y Madre.

CONCLUSION

Oración final

¡Oh, Señora nuestra!
Estamos felices de encontrarnos en tu presencia,
de ponernos bajo tu mirada,
porque eres nuestra amada Madre,
tan hermosa en tu pureza y tan cariñosa en tu afecto.
Te contemplamos
para que tu santidad ilumine nuestra vida
y modele profundamente nuestra alma.
Ayúdanos a ofrecernos totalmente a Dios, como lo hiciste Tú.
Dirige nuestros pensamientos hacia el Señor
y orienta nuestro corazón hacia Él,
de modo que nuestro empeño principal,
único de nuestra existencia
consista en amarlo,
y que en todo nuestro obrar le agrademos al cumplir siempre su voluntad.
Encarna en nosotros
esta actitud fundamental de adoración y de amor
uniéndonos con todas las fibras de nuestro ser,
a la persona de tu Hijo, NS Jesucristo.
Amén


Nº 22: El Rosario de los que no nacieron



BOLETIN DEL ROSARIO
Año III - Nº 22
noviembre de 2007

REFLEXIÓN


Rostros rechazados
Por el P. Fernando PascualFuente: Catholic.net
Cada rostro nos habla, nos interpela, nos revela algo de la vida y del corazón de un ser humano. Rostros de niños, de jóvenes, de personas adultas, de ancianos. Rostros distintos, llenos de riqueza y de misterios.

Hay rostros, sin embargo, casi invisibles. El rostro de un feto en el seno de su madre, el rostro de un pobre del que se rehuye la mirada, el rostro de un asesino que provoca desprecio.

Hay rostros rechazados antes de nacer. Su historia termina anónimamente. Sus labios y sus ojos no serán nunca vistos por sus padres, su historia quedará cerrada definitivamente por culpa de la «habilidad» de un mal médico que usa su saber «curativo», precisamente para lo más opuesto a su ética profesional: para eliminar vidas.

En cada aborto un rostro es destruido. No nos atrevemos a mirarle a la cara, incluso hay quienes censuran como «inhumanas» y «ofensivas» las fotos de algunos fetos abortados. Sobre ellos corre una ola de silencio, de indiferencia, de desprecio: muchos prefieren mirar a otro lado, no reconocer que un hijo es eliminado en cada aborto.

Hay quienes buscan, para evitar tanto horror, tanta injusticia, adelantar el tiempo del aborto, hacerlo de forma precoz, antes de que el embrión llegue a tener rostro, antes de que adquiera «forma humana». Pero adelantar un crimen no elimina la injusticia.

Muchos se horrorizan al ver la imagen de un niño de pocos meses asesinado por sus padres. Las fotos dejan un impacto profundo en la opinión pública, pues ante tanta barbarie, ante un delito miserable, hay que ser muy duros para sentirse indiferentes.

Pero muchos han llegado a mirar con indiferencia el drama del aborto. Como si en cada aborto no fuese destruida una vida humana. Como si el hecho de tener un rostro invisible -quizá incluso aún no formado- fuese justificación suficiente para el silencio culpable de sociedades homicidas. Muchos ni quieren ni se atreven a mirarle abiertamente, a darle un nombre, a reconocer en cada embrión, en cada feto, a un hermano nuestro, a un hijo necesitado de respeto y, sobre todo, de amor materno.

Cada año, millones de hijos sin rostro son eliminados. Incluso ante presiones de grupos que dicen, falsamente, defender los «derechos» de la mujer. Como si no hubiese, entre tantos hijos asesinados, millones de rostros femeninos. Valiosos, muy valiosos, como valiosos son los millones de rostros masculinos eliminados en hospitales muy modernos o en casas particulares.

Quizá algo cambiaremos si damos un rostro, una forma, incluso un nombre, a los hijos más pequeños. Quizá entonces millones de madres dejarán de optar por abortos criminales para abrirse al respeto, al amor, a la acogida de sus hijos más pequeños. Quizá más médicos usarán su ciencia para asistir embarazos difíciles, para ayudar a las madres a atender dignamente a sus hijos. Quizá más organismos nacionales e internacionales dejarán de promover el aborto entre los pobres para ayudarles a crecer económica y socialmente.

Entonces millones de rostros, en unos meses, llenarán de llantos y sonrisas un planeta necesitado de justicia, de esperanza, de hijos acogidos y muy necesitados de cariño verdadero.



GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO

El Rosario de los que No Nacieron
Las meditaciones fueron compuestas por el P. Frank Pavone
Fuente: www.diosesvida.com.ar
Oración inicial

Jesús,
que asumiste la condición de niño indefenso
en el vientre de tu Santísima Madre, la Bienaventurada Virgen María,
te suplicamos
que ilumines las conciencias de los médicos y legisladores,
y que bendigas a todas las madres,
para que todos los niños concebidos disfruten del precioso don de la vida.
Te pedimos que la amorosa protección de María
cubra a todos los pequeños en el vientre de sus madres
y los proteja en su nacimiento.
Te lo pedimos a Ti
que con el Padre y el Espíritu Santo
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.


MISTERIOS GOZOSOS

I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
María sintió confusión por el saludo del Ángel, sin embargo, se regocijó por cumplir la Voluntad de Dios. Oremos para que los que estén cruzando por penas o dificultades por sus embarazos reciban la gracia de confiar en la voluntad de Dios.

II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
Juan el Bautista saltó de gozo en el vientre de su madre. Oremos para que la gente comprenda que el aborto no se trata sobre niños que "pueden" venir al mundo, sino sobre niños que ya están en el mundo, viviendo y creciendo en el vientre de sus Madres y los cuales serán asesinados.

III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
Dios Mismo nació como un niño. La grandeza de una persona no depende del tamaño, puesto que el Rey de Reyes recién nacido es un pequeño. Oremos para que la amenaza de aborto contra los no nacidos que no alcanzan tamaño adecuado sea eliminada.

IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
El Niño es presentado en el Templo porque el Niño pertenece a Dios. Los niños no le pertenecen ni a los Padres ni a un gobierno. Ellos y todos nosotros, le pertenecemos a Dios.

V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
El Niño Jesús estaba lleno de sabiduría, porque Él es Dios. Oremos para que toda la gente pueda ver la sabiduría de Sus enseñanzas sobre la dignidad de la vida, y podamos comprender que sus enseñanzas no son una opinión, sino que son verdad.


MISTERIOS LUMINOSOS

I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
Todos hemos sido llamados a ser hijos adoptivos de Dios por medio del bautismo. Oremos para que los niños en el vientre de sus Madres sean protegidos, para que puedan nacer y ser bienvenidos a la comunidad Cristiana por medio del bautismo.

II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
La pareja de recién casados es bendecida no sólo con vino, sino con la fe en Cristo. Oremos para que los matrimonios sean fortalecidos, enraizados en el Señor y abiertos al don de la nueva vida.

III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva. Oremos para que estas primeras palabras de Jesús en su ministerio público, puedan ser escuchadas por todos los que han cometido abortos. Que sepan que el Señor los llama a la conversión y que puedan experimentar un arrepentimiento de entrega a la vida.

IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
Cristo es transformado en el Monte, los discípulos ven su Gloria. Que los ojos de todo el mundo sean transformados y que puedan ver en cada vida humana el reflejo de la Gloria del mismo Dios.

V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Éste es mi cuerpo, entregado por ustedes. La Eucaristía nos enseña cómo vivir y cómo amar. Oremos para que los Padres de familia, quienes sacrifican a los bebés por sus propios intereses, aprendan a hacerse a un lado para el propio bienestar de sus bebés.


MISTERIOS DOLOROSOS

I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Oremos por las madres y padres que se encuentran en agonía por la tentación de abortar a un hijo. Que reciban la buena nueva de que existen alternativas al aborto, y que hagan uso de toda la asistencia que tienen a su disponibilidad.

II LA FLAGELACIÓN
Así como el Cuerpo de Cristo era desgarrado por los instrumentos de los que lo flagelaban, también los cuerpos de los niños en el vientre de sus madres, son desgarrados por los instrumentos de los abortistas. Oremos para que los abortistas se arrepientan por asesinar a los niños.

III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Jesús sufrió en silencio el dolor de las espinas que penetraban su cabeza. Oremos por las madres y padres de los niños abortados. Hay tantos que sufren la pena, el dolor y el arrepentimiento de haber tomado esa decisión que es irrevocable. Hay tantos que sufren en silencio, porque otros les dijeron que era lo normal y que no era gran cosa.

IV LA VÍA DE LA CRUZ
Jesús no fue condenado por el poder de la gente malvada. Él fue condenado por el silencio de la gente buena. El silencio siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima. Oremos para que nosotros nunca guardemos silencio contra el aborto, sino que hablemos efectivamente para salvar a los niños de la muerte.

V LA MUERTE DE JESÚS
Al meditar sobre la muerte de Cristo, recordemos las muchas mujeres que han muerto por causa de los supuestos "abortos seguros y legales". Pidamos perdón y misericordia por ellas. Que su muerte sea, para otras mujeres, la salvación, para que no cometan ese error trágico.


MISTERIOS GLORIOSOS

I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
¡Cristo ha resucitado! Por su Resurrección, Él ha destruido el poder de la muerte, y por ende el poder del aborto. El resultado de esta batalla por la Vida ya ha sido decidido: ¡La Vida es victoriosa! Oremos para que todos los que luchan por la vida puedan extender esta victoria a cada rincón de nuestra sociedad.

II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Al ascender al Trono de Dios Padre, Cristo toma nuestra naturaleza humana, la cual nos fue dada en el vientre de nuestras Madres, y la lleva hacia lo más alto del cielo. Él nos demuestra que los seres humanos hemos sido creados para ser elevados al cielo y no para ser descartados al fondo de los basureros. Oremos para que el mundo entero comprenda esta verdad y rechace el aborto.

III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo es el Defensor: Él ruega por nuestra causa, ya que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Oremos para que Él nos convierta en defensores de los niños que no pueden hablar o escribir, que no pueden votar ni protestar, ni tampoco orar.

IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
La Santísima Virgen María fue asunta en cuerpo y alma al cielo porque ella es la Madre de Dios. Madre e Hijo son reunidos. La Asunción nos recuerda que ellos se pertenecen el uno al otro. Oremos para que la sociedad vea que no puede amar a las mujeres mientras mata a sus hijos; y no puede salvar a los niños si no ayuda a sus madres. Oremos para que la gente sea tocada de manera muy especial por la pregunta que propone el derecho a la vida:"¿Porqué no podemos amarlos a ambos?"

V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
Santa María es la Reina del Universo. Ella es la criatura más grande, segunda sólo al mismo Dios. La Iglesia defiende la dignidad de la mujer. Oremos para que la gente comprenda que ser pro vida significa ser pro mujer; y que ser pro mujer exige ser pro vida.

CONCLUSIóN

Oración Final

Oh María,
Aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
Mira, Madre,
el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos
muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la Vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia,
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amen


Nº 21:El Rosario con Benedicto XVI



BOLETIN DEL ROSARIO
Año II - Nº 21
julio de 2007


REFLEXIÓN
Amor a Dios y Amor al Prójimo

(...) el amor al prójimo en el sentido enunciado por la Biblia, por Jesús. Consiste justamente en que, en Dios y con Dios, amo también a la persona que no me agrada o ni siquiera conozco. Esto sólo puede llevarse a cabo a partir del encuentro íntimo con Dios, un encuentro que se ha convertido en comunión de voluntad, llegando a implicar el sentimiento.

Entonces aprendo a mirar a esta otra persona no ya sólo con mis ojos y sentimientos, sino desde la perspectiva de Jesucristo. Su amigo es mi amigo. Más allá de la apariencia exterior del otro descubro su anhelo interior de un gesto de amor, de atención, que no le hago llegar solamente a través de las organizaciones encargadas de ello, y aceptándolo tal vez por exigencias políticas. Al verlo con los ojos de Cristo, puedo dar al otro mucho más que cosas externas necesarias: puedo ofrecerle la mirada de amor que él necesita.

En esto se manifiesta la imprescindible interacción entre amor a Dios y amor al prójimo, de la que habla con tanta insistencia la Primera carta de Juan. Si en mi vida falta completamente el contacto con Dios, podré ver siempre en el prójimo solamente al otro, sin conseguir reconocer en él la imagen divina. Por el contrario, si en mi vida omito del todo la atención al otro, queriendo ser sólo piadoso y cumplir con mis deberes religiosos , se marchita también la relación con Dios. Será únicamente una relación correcta , pero sin amor.

Sólo mi disponibilidad para ayudar al prójimo, para manifestarle amor, me hace sensible también ante Dios. Sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama. Los Santos —pensemos por ejemplo en la beata Teresa de Calcuta— han adquirido su capacidad de amar al prójimo de manera siempre renovada gracias a su encuentro con el Señor eucarístico y, viceversa, este encuentro ha adquirido realismo y profundidad precisamente en su servicio a los demás.

Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento. Pero ambos viven del amor que viene de Dios, que nos ha amado primero. Así, pues, no se trata ya de un « mandamiento » externo que nos impone lo imposible, sino de una experiencia de amor nacida desde dentro, un amor que por su propia naturaleza ha de ser ulteriormente comunicado a otros. El amor crece a través del amor. El amor es divino porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea « todo para todos .»
Benedicto XVI
(Carta Encíclica Deus Caritas Est, 25 de diciembre de 2005)


Meditando el Rosario con Benedicto XVI

Oración inicial
Santa María, Madre de Dios,
tú has dado al mundo la verdadera luz,
Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.
Te has entregado por completo
a la llamada de Dios
y te has convertido así en fuente
de la bondad que mana de Él.
Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él.
Enséñanos a conocerlo y amarlo,
para que también nosotros
podamos llegar a ser capaces
de un verdadero amor
y ser fuentes de agua viva
en medio de un mundo sediento.
Amén
(Enc. Deus Caritas Est, 25 de diciembre 2005)


MISTERIOS GOZOSOS

I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
"¿Cómo sucederá eso?", nos preguntamos también nosotros con las palabras que la Virgen dirigió al arcángel Gabriel. Precisamente ella, la Madre de Cristo y de la Iglesia, nos da la respuesta: con su ejemplo de total disponibilidad a la voluntad de Dios —"fiat mihi secundum verbum tuum" . Ella nos enseña a ser "epifanía" del Señor, con la apertura del corazón a la fuerza de la gracia y con la adhesión fiel a la palabra de su Hijo, luz del mundo y meta final de la historia.
(Homilía de la Solemnidad de Epifanía, 6 de enero de 2006)

II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
¿Qué impulsó a María, una muchacha joven, a afrontar aquel viaje? ¿Qué, sobre todo, le empujó a olvidarse de sí misma para pasar los primeros tres meses de su embarazo al servicio de su prima, necesitada de ayuda? La respuesta está escrita en un Salmo: «Corro por el camino de tus mandamientos, [Señor], pues tú, mi corazón dilatas» El Espíritu Santo, que hizo presente al Hijo de Dios en la carne de María, dilató su corazón a las dimensiones del de Dios y le impulsó por la vía de la caridad. (Celebración mariana de conclusión del mes de mayo, 2006)

III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
El Niño que yace en el pesebre posee el verdadero secreto de la vida. Por eso pide que lo acojamos, que le demos espacio en nosotros, en nuestro corazón, en nuestras casas, en nuestras ciudades y en nuestras sociedades.
(Audiencia general del miércoles 3 de enero de 2007)

IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
La primera persona que se asocia a Cristo en el camino de la obediencia, de la fe probada y del dolor compartido, es su madre, María. (...) su papel en la historia de la salvación no termina en el misterio de la Encarnación, sino que se completa con la amorosa y dolorosa participación en la muerte y resurrección de su Hijo. Al llevar a su Hijo a Jerusalén, la Virgen Madre lo ofrece a Dios como verdadero Cordero que quita el pecado del mundo; lo pone en manos de Simeón y Ana como anuncio de redención; lo presenta a todos como luz para avanzar por el camino seguro de la verdad y del amor. (Homilía en la fiesta de la Presentación del Señor, 2006)

V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
Pidamos al Señor que nos ayude a comprender cada vez más profundamente este misterio maravilloso, a amarlo cada vez más y, en él, a amarlo cada vez más a Él mismo. Pidámosle que nos atraiga cada vez más hacia sí mismo con la sagrada Comunión. Pidámosle que nos ayude a no tener nuestra vida sólo para nosotros mismos, sino a entregársela a él y así actuar junto con él, a fin de que los hombres encuentren la vida, la vida verdadera, que sólo puede venir de quien es el camino, la verdad y la vida.
(Homilía del Jueves Santo, 5 de abril de 2007)

MISTERIOS LUMINOSOS

I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
«Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo» (Juan 1, 33). Esto es lo que sucedió precisamente cuando Jesús, tras recibir el bautismo, salió del agua: Juan vio cómo bajaba sobre él el Espíritu como una paloma. Entonces «conoció» la realidad plena de Jesús de Nazaret y comenzó a «manifestarlo a Israel», presentándole como Hijo de Dios y redentor del hombre: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».
(Ángelus, 24 junio de 2007)

II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
El vino, en cambio, expresa la exquisitez de la creación, nos da la fiesta, en la que superamos los límites de lo cotidiano: el vino, dice el Salmo, "alegra el corazón". Así, el vino y con él la vid se han convertido también en imagen del don del amor, en el que podemos experimentar de alguna manera el sabor de lo divino.
(Misa de apertura de la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos, 2 de octubre de 2005)

III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
¿Qué es en realidad convertirse? Convertirse quiere decir buscar a Dios, caminar con Dios, seguir dócilmente las enseñanzas de su Hijo, Jesucristo; convertirse no es un esfuerzo para realizarse uno mismo, porque el ser humano no es el arquitecto del propio destino. Nosotros no nos hemos hecho a nosotros mismos. Por ello, la autorrealización es una contradicción y es demasiado poco para nosotros. Tenemos un destino más alto. Podríamos decir que la conversión consiste precisamente en no considerarse en «creadores» de sí mismos, descubriendo de este modo la verdad, porque no somos autores de nosotros mismos. (...) Conversión consiste en aceptar libremente y con amor que dependemos totalmente de Dios, nuestro verdadero Creador, que dependemos del amor.
(Audiencia del miércoles, 21 de febrero de 2007)

IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
El amor de Cristo crucificado (...) Este amor es lo que blanquea nuestros vestidos sucios, lo que hace veraz e ilumina nuestra alma obscurecida; lo que, a pesar de todas nuestras tinieblas, nos transforma a nosotros mismos en "luz en el Señor".
(Santa Misa Crismal, Jueves Santo, 5 de abril de 2007)

V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
«Sacramento del amor». Sí, en la Eucaristía Cristo ha querido darnos su amor, que le impulsó a ofrecer en la cruz la vida por nosotros. En la última Cena, lavando los pies a sus discípulos, Jesús nos dejó el mandamiento del amor: «Como yo os he amado, así amaos también vosotros los unos a los otros». Pero dado que esto es posible sólo permaneciendo unidos a Él, como sarmientos a la vid, eligió quedarse Él mismo entre nosotros en la Eucaristía para que nosotros podamos permanecer en Él. Cuando, por lo tanto, nos alimentamos con fe de su Cuerpo y de su Sangre, su amor pasa a nosotros y nos hace capaces a nuestra vez de dar la vida por los hermanos. De aquí brota la alegría cristiana, la alegría del amor.
( Ángelus,18 de marzo de 2007)

MISTERIOS DOLOROSOS

I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Jesús pidió a los suyos que velaran con él, permaneciendo en oración: «quedaos aquí y velad conmigo», pero los discípulos se durmieron. También hoy el Señor nos dice: «quedaos aquí y velad conmigo». Y vemos cómo también hoy, los discípulos de hoy nos quedamos con frecuencia dormidos.
(Audiencia general del miércoles, 12 de abril de 2006)

II LA FLAGELACIÓN
Estas llagas que Cristo ha contraído por nuestro amor nos ayudan a entender quién es Dios y a repetir también: "Señor mío y Dios mío". Sólo un Dios que nos ama hasta cargar con nuestras heridas y nuestro dolor, sobre todo el dolor inocente, es digno de fe.
(Mensaje de Pascua, 8 de abril de 2007)

III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Contemplar «al que traspasaron» nos llevará a abrir el corazón a los demás reconociendo las heridas infligidas a la dignidad del ser humano; nos llevará, particularmente, a luchar contra toda forma de desprecio de la vida y de explotación de la persona y a aliviar los dramas de la soledad y del abandono de muchas personas.
(Mensaje para la Cuaresma 2007)

IV LA VÍA DE LA CRUZ
Asumió nuestra pobre y frágil carne para compartir con nosotros el fatigoso camino de la vida terrena. Con todo, en compañía de Jesús este fatigoso camino se transforma en un camino de alegría. Caminemos juntamente con Jesús, caminemos con él.
(Audiencia general del 3 de enero de 2007)

V LA MUERTE DE JESÚS
En el misterio de la Cruz se revela enteramente el poder irrefrenable de la misericordia del Padre celeste. Para reconquistar el amor de su criatura, Él aceptó pagar un precio muy alto: la sangre de su Hijo Unigénito. La muerte, que para el primer Adán era signo extremo de soledad y de impotencia, se transformó de este modo en el acto supremo de amor y de libertad del nuevo Adán.
(Mensaje para la Cuaresma 2007)

MISTERIOS GLORIOSOS

I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
Hoy el Resucitado nos repite a nosotros, como a aquellas mujeres que habían permanecido junto a él durante la Pasión, que no tengamos miedo de convertirnos en mensajeros del anuncio de su resurrección. No tiene nada que temer quien se encuentra con Jesús resucitado y a él se encomienda dócilmente. Este es el mensaje que los cristianos están llamados a difundir hasta los últimos confines de la tierra. (Regina Cæli, 15 de abril de 2007)

II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
La Ascensión de Cristo no es un viaje en el espacio hacia los astros más remotos; porque, en el fondo, también los astros están hechos de elementos físicos como la tierra. La Ascensión de Cristo significa que él ya no pertenece al mundo de la corrupción y de la muerte, que condiciona nuestra vida. Significa que él pertenece completamente a Dios. Él, el Hijo eterno, ha conducido nuestro ser humano a la presencia de Dios, ha llevado consigo la carne y la sangre en una forma transfigurada.
(Misa de toma de posesión de su cátedra, 7 de mayo de 2005)

III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu pentecostal imprime un empuje vigoroso, para asumir el compromiso de la misión de testimoniar el Evangelio por los caminos del mundo. Es como decir que el Espíritu Santo, es decir, el Espíritu del Padre y del Hijo, se convierte como en el alma de nuestra alma, la parte más secreta de nuestro ser, de la que se eleva incesantemente hacia Dios un movimiento de oración, del que no podemos ni siquiera precisar los términos. El Espíritu, de hecho, siempre despierto en nosotros, suple nuestras carencias y ofrece al Padre nuestra adoración, junto con nuestras aspiraciones más profundas. Obviamente esto exige un nivel de gran comunión vital con el Espíritu. Es una invitación a ser cada vez más sensibles, más atentos a esta presencia del Espíritu en nosotros, a transformarla en oración, a experimentar esta presencia y a aprender de este modo a rezar, a hablar con el Padre como hijos en el Espíritu Santo.
(Audiencia del miércoles, 15 de noviembre de 2006)

IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
Al contemplar a María en la gloria celestial, comprendemos también que la tierra no es nuestra patria definitiva y que, si vivimos constantemente orientados hacia los bienes eternos, un día compartiremos su misma gloria. Por este motivo, a pesar de las miles dificultades cotidianas, no tenemos que perder la serenidad ni la paz. El signo luminoso de la Asunción al cielo resplandece todavía más cuando parece que en el horizonte se agolpan sombras tristes de dolor y de violencia. Estamos seguros: desde lo alto, María sigue nuestros pasos con dulce trepidación, nos da serenidad en la hora de la oscuridad y de la tempestad, nos da seguridad con su mano maternal. Apoyados en esta convicción, continuamos con confianza nuestro camino de compromiso cristiano allá donde nos lleva la Providencia.
(Audiencia del miércoles, 16 de agosto de 2006)

V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
María fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, y con Dios es reina del cielo y de la tierra. ¿Acaso así está alejada de nosotros? Al contrario. Precisamente al estar con Dios y en Dios, está muy cerca de cada uno de nosotros. Cuando estaba en la tierra, sólo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, que está cerca de nosotros, más aún, que está "dentro" de todos nosotros, María participa de esta cercanía de Dios. Al estar en Dios y con Dios, María está cerca de cada uno de nosotros, conoce nuestro corazón, puede escuchar nuestras oraciones, puede ayudarnos con su bondad materna. Nos ha sido dada como "madre" -así lo dijo el Señor-, a la que podemos dirigirnos en cada momento. Ella nos escucha siempre, siempre está cerca de nosotros; y, siendo Madre del Hijo, participa del poder del Hijo, de su bondad. Podemos poner siempre toda nuestra vida en manos de esta Madre, que siempre está cerca de cada uno de nosotros.
(Homilía de la Solemnidad de la Asunción 15 de agosto de 2005)

CONCLUSIÓN
Oración final
Que María
nos obtenga el don de saber amar como Ella supo amar.
Para que podamos decir con San Pablo:
«el amor de Cristo nos apremia»,
y con la ayuda de María
sepamos difundir en el mundo el dinamismo de la caridad.
Amén
(Celebración de conclusión del mes de mayo, 2006)


Nº 20: El Rosario con Tomás de Kempis



BOLETIN DEL ROSARIO
Año II - Nº 20
abril de 2007


REFLEXION


Kempis



La fama de Tomás de Kempis se debe al hecho de haber escrito el libro que, después de la Biblia, más ediciones ha tenido: La Imitación de Cristo.

Tomás Hemerken nació en Kempis, al NO de Colonia, Alemania, en el año 1380, en el seno de una familia modestísima.

A la edad de 13 años va a Deventer para entrar en la comunidad de los Hermanos de la Vida Común, asociación piadosa con dos ramas: una laica y otra sacerdotal. Vivían -algunos en sus casas y otros en comunidad- en pobreza, castidad y obediencia, en la medida que fuese posible según el estado de vida. Practicaban un modo de vivir que llamaban "Devotio moderna" y que consistía en emplear largos ratos en la oración, la meditación, la lectura de libros piadosos, recibir y dar dirección espiritual, y dedicarse a cumplir cada día los deberes de su propia profesión.

Los que pertenecían a esta asociación hacían progresos muy notorios y rápidos en santidad, y por ello la gente los admiraba y apreciaba. Por aquellos años, muchísimas personas deseaban que la Iglesia Católica se reformara y se volviera más fervorosa y santa, pero pocos se dedicaban a reformase ellos mismos y a volverse mejores. Tomás se dio cuenta de que el primer paso que hay que dar para obtener que la Iglesia se vuelva más santa, es esforzarse uno mismo por volverse mejor. Y que si cada uno se reforma a sí mismo, toda la Iglesia se va reformando poco a poco.

Pero a Tomás no le bastaba la consagración laical: anhelaba la vida religiosa con votos y clausura. Ingresa en el Convento agustino de Monte Santa Inés, y entre 1413 y 1414, recibe la ordenación sacerdotal. Desde entonces su vida se desarrollará tranquila y fecunda. Vida austera, repartida entre el estudio, el trabajo y la oración. En la paz del claustro son sus ordinarias ocupaciones la transcripción de libros edificantes. Prolijo copista, copió la Biblia cuatro veces, uno de cuyos volúmenes se conserva en Darmstadt.

También escribió pequeños, modestos tratados devotos, en los que recomendaba insistentemente las "verdaderas virtudes" —la renuncia, la humildad, la obediencia; recordaba los deberes del religioso; y ofrecía a sus hermanos temas para sus meditaciones. Algunos de estos opúsculos tienen títulos poéticos: El jardín de las rosas, El valle de los lirios... Varios están dedicados a la formación de los jóvenes religiosos, como los Sermones a los Novicios Regulares. También escribió una Biografía de Santa Lydwine, obras y meditaciones sobre la Vida de Nuestro Señor y varias oraciones. Algunas veces escribía para sí mismo, como por ejemplo, el Soliloquio del Alma, uno de sus escritos más importantes y característicos.

En sus ratos libres, Tomás de Kempis fue escribiendo el libro que lo haría célebre. No lo escribió todo de una vez, sino poco a poco, durante muchos años, a medida que su espíritu iba creciendo en sabiduría y santidad. Lo distribuyó en cuatro pequeños libritos, independientes entre sí. Excepto el libro cuarto, -que es un tratado eucarístico-, la Imitación es una autobiografía íntima, es la narración del mundo interior de un corazón piadoso.

La primera edición de este libro salió veinte años antes del descubrimiento de América (un año después de la muerte del autor), y durante más de 500 años ha tenido ya más de 3.100 ediciones en los más diversos idiomas. Publicada al principio anónimamente, bien pronto surgieron controversias acerca de quién era el verdadero autor de la obra. Pero en 1441 Tomás había firmado un codex -que se conserva en la Biblioteca Real de Bruselas- conteniendo los cuatro libros de la Imitación de Cristo y otras nueve obras menores, lo cual constituye una prueba irrefutable de su autoría. Escrito en un lenguaje sencillo y rico, el libro está hecho para personas que quieran sostener una lucha sin cuartel contra el amor propio y la sensualidad, que buscan el amor de Dios y la paz del alma. San Ignacio, San Juan Bosco, García Moreno, el Beato Juan XXIII y muchísimos más, han leído una página de la Imitación cada día. ¿La leeremos también nosotros?

La existencia de Tomás fue simple, equilibrada, ordenada, devota. Vida puramente contemplativa, pero sin brillo ni estridencias. Su verdadera vida fue la interior, escondida a los ojos de los hombres, conocida sólo de Dios. Existen suficientes testimonios históricos de sus virtudes cristianas que lo pusieron siempre como candidato a ser beatificado. El obispo de Colonia, Maximiliano Hendriken, fue el primero en interesarse en la causa de beatificación del monje agustino, pero con el paso de los siglos la causa cayó en el silencio.

Murió en Zwolle, al NE de Amsterdam, en 1471 y fue enterrado en el Claustro de Monte Santa Inés. Destruido éste durante la Reforma Protestante, sus restos fueron trasladados a la Iglesia de San Miguel en donde permanecen hasta hoy. En 1897 se erigió allí un magnífico monumento en el que se lee:


Al honor, no a la memoria, de Tomás Kempis,

cuyo nombre es más permanente que ningún monumento.


DEL REZO DEL ROSARIO

Meditando el Rosario con Tomás de Kempis


Oración Inicial


¡Oh, Luz perpetua,
que trasciendes sobre toda luz creada!
Envía desde lo alto un rayo resplandeciente
que penetre todo lo secreto de mi corazón.
Amén


I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
Tú, Señor de todo, que de nada necesitas, quisiste habitar entre nosotros...

II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
¿...de dónde a mí tanto bien, que tú vengas a mí? ¿Quién soy yo para que te me des a Ti mismo? Tú conoces a tu siervo, y sabes que ningún bien tiene por donde merezca que Tú le hagas este beneficio.

III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
Tú eres el Santo de los santos, y yo el más vil de los pecadores. Tú te bajas a mí, que no soy digno de alzar los ojos para mirarte. Tú vienes a mí, Tú quieres estar conmigo...

IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
Señor, Tú sabes lo que es mejor: haz esto o aquello, según te agrade. Da lo que quieras, cuanto quieras, cuando quieras. Ponme donde quieras y dispón de mí libremente en todo. En tus manos estoy.....Ve, aquí, a tu siervo dispuesto a todo; porque no deseo, Señor, vivir para mí, sino para Ti.

V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
Si en todo buscas a Jesús, hallarás de verdad a Jesús; mas si te buscas a ti mismo, también te hallarás, pero para tu daño. Pues más se daña el hombre a sí mismo si no busca a Jesús, que lo que el mundo y todos sus enemigos le puedan dañar.



I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
Derrama de lo alto Tu gracia; riega mi corazón con el rocío celestial, concédeme las aguas de la devoción para regar la superficie de la tierra, y produzca fruto bueno y perfecto.
II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
Si a Cristo tuvieres, estarás rico y te bastará. El será tu fiel procurador y te proveerá de todo, de manera que no tendrás necesidad de esperar en los hombres.

III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Aprende a menospreciar las cosas exteriores y darte a las interiores, y verás que se viene a ti el Reino de Dios. Pues el Reino de Dios es paz y gozo en el Espíritu Santo. Si le preparas digna morada interiormente, Cristo vendrá a ti y te mostrará su consolación.

IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
Así como el hierro metido en el fuego pierde el orín y se pone todo resplandeciente, así el hombre que enteramente se convierte a Dios se desentorpece y muda en nuevo hombre.

V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Gracias a Ti, buen Jesús, pastor eterno, que te dignaste recrearnos a nosotros, pobres y desterrados, con tu precioso Cuerpo y Sangre; y convidarnos con palabras de tu propia boca a recibir estos misterios, diciendo: “Venid a Mí todos los que tenéis trabajos y estáis cargados, que yo os aliviaré”.




I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
A veces te dejará Dios, a veces te perseguirá el prójimo; y lo que es peor, muchas veces te descontentarás de ti mismo, y no serás aliviado ni refrigerado con ningún remedio ni consuelo; mas conviene que sufras hasta que Dios quiera. Porque quiere Dios que aprendas a sufrir la tribulación sin consuelo, y que te sujetes del todo a El y te hagas más humilde en la tribulación.

II LA FLAGELACIÓN
No es según la inclinación humana llevar la cruz, amar la cruz, castigar el cuerpo, ponerle en servidumbre, huir las honras, sufrir de grado las injurias, despreciarse a sí mismo y desear ser despreciado, sufrir todo lo adverso y dañoso.....Más si confías en Dios, El te enviará fortaleza del cielo y hará que te estén sujetos el mundo y la carne.

III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Cuanto más se quebranta la carne por la aflicción, tanto más se robustece el espíritu por la gracia interior.

IV LA VÍA DE LA CRUZ
No está la salud del alma ni la esperanza de la vida eterna, sino en la cruz. Toma, pues, tu cruz y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna. Mira que todo consiste en la cruz y todo está en morir en ella.

V LA MUERTE DE JESÚS
En la cruz está la salud, en la cruz la vida, en la cruz está la defensa contra los enemigos, en la cruz está la infusión de la suavidad soberana, en la cruz está la fortaleza del corazón, en la cruz está el gozo del espíritu, en la cruz está la suma virtud, en la cruz está la perfección de la santidad.


MISTERIOS GLORIOSOS

I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
No tienes aquí domicilio permanente, y dondequiera que estuvieres serás extraño y peregrino; y no tendrás nunca reposo sin no estuvieres unido con Cristo. ¿Qué miras aquí no siendo éste el lugar de tu descanso?

II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
¡Oh, Buen Jesús! ¡Cuándo estaré para verte! ¡Cuándo contemplaré la gloria de tu Reino! ¡Cuando me serás todo en todas las cosas! ¡Cuándo estaré contigo en tu Reino, el cual preparaste desde la eternidad para tus escogidos!

III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Alégrate alma mía, y da gracias a Dios por don tan excelente y consuelo tan singular que te fué dejado en este valle de lágrimas.

IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
En los cielos debe ser tu morada....

V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
Ella es mi fortaleza, ella me da consejo y favor. Más poderosa es que todos los enemigos y más sabia que todos los sabios.



CONCLUSIÓN
Oración final


Dame, Señor, sabiduría celestial
para que aprenda a buscarte, hallarte, gustarte y amarte
sobre todas las cosas.
Gracias sean dadas a Ti, de quien viene todo.
Amén.


Nº 19: El Rosario con "El Divino Amigo"


BOLETIN DEL ROSARIO
Año II - Nº 19
marzo 2007


GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO
Meditaciones tomadas del libro de Ejercicios
“El Divino Amigo” del P. José Schrijvers, C.Ss.R
.


Oración inicial
Jesús, yo te amo.
Me entrego a Ti.
Haz en mí y de mí lo que quieras.
Llévame a donde te agrade, hasta el Calvario, si es tu voluntad.
Toma mi corazón,
transfórmalo,
purifícalo
y llénalo de Amor.
Amén



MISTERIOS GOZOSOS
El Amor persevera


Lo necesario es amar, siempre amar.
El amor te suministrará constancia en la lucha, compunción y espíritu de oración.
El amor te enseñará a purificar tu voluntad por medio del desprendimiento, a disciplinar tu libertad mediante la obediencia, a despegar de tu inteligencia los pensamientos inútiles.
El amor te estimulará a la reflexión, rectificará tus juicios con la humildad, dirigirá tu imaginación y moderará tus pasiones.
El amor contendrá en la pureza tus sentimientos y desasirá tu alma de todos los bienes terrenos.
El amor te internará en la intimidad de Jesús; te enseñará a dejarte a ti mismo para ser una misma cosa con Jesús, a vivir de El, a obrar como El, a continuar por El la obra de la Redención.
Así, todo principio se perfecciona y se termina en el Amor.

Renueva la promesa de ser constante en el amor. Si el cansancio, el desaliento o la desconfianza te asaltan, mira al cielo. Allí está Jesús y te mira. Nadie te arrancará de sus divinas manos. El es un amigo fiel; ha principiado la hora de tu santificación y la terminará, pese a todas las dificultades exteriores e interiores, siempre que confíes en El y le consientas a trabajar en tu alma. Ámalo sin cesar. Repítele sin cesar que le amas. Pídele constantemente más gracia, más luz, más fuerza. Vuelve a El sin cansarte nunca: tienes asegurada tu santificación.


MISTERIOS LUMINOSOS
El Amor ilumina

Es hora de que intensifiques la unión con Jesús. Entra dentro del Corazón del Maestro; penetra más y más en sus sentimientos. Ayúdale a tomar posesión de ti, no sólo por la gracia santificante, sino por una semejanza voluntaria y consciente de pensamientos y de aspiraciones entre tu alma y la de Jesús. Ahora comienza para ti la vía iluminativa. Tu espíritu ha trabajado para deshacerse de todo pensamiento u ocupación superflua; tu corazón está libre de todo afecto desordenado.
Jesús puede ya descubrirse a ti, introducirte en el conocimiento de su divina Persona, revelarte los secretos de su vida eterna, de su vida eucarística, de su vida mística en las almas.
Cuanto más conozcas a Jesús, más le amarás y más te darás a El. Y cuanto más te entregues a El, más tomará posesión de ti, te substituirá a ti y te transformará en Sí.
Jesús ha tenido para ti preferencias, atenciones particulares, que sólo tú puedes conocer: los toques interiores, las delicadas solicitaciones de la gracia, los reiterados llamamientos, la divina ternura con la que a veces te rodea... ¿Qué pretende lograr con tantas muestras de bondad? : tu corazón, una voluntad sincera, un amor ardiente y generoso. Cuando consigue Jesús que le ame sin reservas un corazón, aunque no sea más que uno, considera bien pagados todos sus sacrificios, se consuela de las tristezas del jardín de los Olivos, olvida las ingratitudes pasadas, abre de par en par las puertas del cielo y colma de delicias a esa alma durante la eternidad.



MISTERIOS DOLOROSOS
El Amor purifica

El Amor de Dios y el amor desordenado de tí mismo, son los dos adversarios que se disputan tu corazón. Si llegaras a eliminar todo cuanto contraría la voluntad de Jesús, e hicieras todas tus obras para agradarle, serías perfecto. ¿Es esto tan difícil?
Acaso estés demasiado apegado a un objeto, a una ocupación, a un empleo, a una dignidad, a una persona, a cierta relaciones de sociedad...Tal vez tengas inmoderada afición a determinados proyectos, al buen resultado de tus empresas, al reconocimiento, al buen nombre, a ciertas maneras de hacer las cosas, a tus comodidades, a tu salud. ¿Quién osará creerse libre de aficiones cuando arroje una mirada a ese abismo del corazón donde se entrechocan tantos deseos, temores, alegrías, tristezas y esperanzas?
No te espantes ante tamaña multitud de imperfecciones. A medida que vayas progresando en humildad, irá el Señor alumbrando tus tinieblas y conocerás tus faltas. Nadie se puede preciar de haber adquirido la perfecta libertad de corazón, si Dios mismo no pone la mano en ello. Cuando un corazón es naturalmente más amante, delicado y noble en sus aspiraciones, más preparado encuentra Jesús el terreno para arrojar en él la semilla del puro Amor.


MISTERIOS GLORIOSOS
El Amor transforma


Tenemos la eternidad para gozar de Dios, y sólo algunos años para sufrir e inmolarnos por El.
Ser víctima con Jesús, no es necesariamente estar sujeto a grandes tribulaciones o soportar penas extraordinarias. No. Es hallarse siempre dispuesto a recibir de su mano, lo dulce y lo amargo, lo agradable y lo penoso, la salud y la enfermedad, el consuelo y las penas interiores.
Ser víctima significa prestarse por amor a todas las exigencias de Jesús en cualquier momento.
Ser víctima significa inmolarse cada día en todas las circunstancias que se ofrecen, como sucesos inesperados, contratiempos, choques por efecto del temperamento, del carácter o de apreciaciones. Es estar siempre contento de todo, siempre agradable y paciente, siempre sonriente por amor para con la Gran Víctima que, no obstante ser maltratada e inmolada, no despegó sus labios.
Toda alma amante puede y debe ser víctima de amor de esta manera. Entonces llegará la hora del triunfo: de tu sepulcro brotará la vida y la resurrección. Purificado por tu propio sacrificio, irás a engrosar el numero de los Bienaventurados.



CONCLUSIÓN
Oración final
Te doy gracias Jesús,
por la mirada de ternura que diriges a mi alma.
Crea en mí un corazón puro que a Ti sólo se apegue.
Dame la energía necesaria
para arrojar de mi alma todo amor que no sea el tuyo.
Amén.