Nº 15:El Rosario cantado

BOLETIN DEL ROSARIO
Año II - Nº 15
noviembre 2006



REFLEXIÓN

La musica sacra
Homilía de Juan Pablo II
durante la Misa celebrada en la Plaza de San Pedro
para la Schola Cantorum de la Asociación Italiana de Santa Cecilia,
octubre 1983


En la Nueva Alianza el canto es típico de los que han resucitado en Cristo. En la Iglesia sólo quien canta con esta disposición de novedad pascual- esto es, de renovación interior de vida- es verdaderamente un resucitado. Así, mientras en el AT la música podía resentir del culto vinculado con los sacrificios materiales, en el NT la música se hace “espiritual”, análogamente al nuevo culto y a la nueva liturgia, de la que es parte integrante, y es acogida a condición de que inspire devoción y recogimiento interiores.

Cristo es el Himno del Padre y, con la Encarnación, ha entregado a la Iglesia ese mismo Himno, es decir, se ha entregado a Sí mismo, para que ella lo perpetúe hasta su retorno. Ahora, cada cristiano está llamado a participar en este Himno, y a hacerse él mismo “canto nuevo” en Cristo al Padre celeste.

En un grado todavía más profundo está llamado a participar de dicho Himno, esto es, del misterio de Cristo, el sacerdocio ministerial, del que el episcopado es la perfecta actuación.

Como obispo y como Sucesor de Pedro en la Sede de Roma, me sale, pues, espontáneo repetiros hoy las palabras de San Agustín: “Oh hermanos, oh, hijos, oh pueblo cristiano, oh santa y celeste estirpe, oh regenerados en Cristo y renacidos de lo alto, escuchadme, mejor, por medio mío cantad al Señor un canto nuevo”.

Naturalmente este canto nuevo, que resuena en mí y en vosotros como prolongación del Himno eterno que es Cristo, debe estar en sintonía con la perfección absoluta con que el Verbo se dirige al Padre, de modo que en la vida, en el poder de los afectos y en la belleza del arte, se realice completamente la unidad entre nosotros, miembros vivos, con Cristo, nuestra cabeza: “Cuando alabéis a Dios, alabadlo con todo vuestro ser; ¡cante la voz, cante el corazón, cante la vida, canten los hechos!”, es también la penetrante recomendación de San Agustín.

Esta unidad exige ante todo que la música sea verdadero arte (...) es decir, que sea capaz de transformar el sentimiento del hombre en canto, de adecuar el sonido a las palabras, de lograr aquella perfecta y fecunda sintonía con las altas finalidades y exigencias del culto católico.

Dicha unidad exige, al mismo tiempo, que esa música sea auténticamente “sacra”, esto es, que posea una predisposición adecuada a su finalidad sacramental y litúrgica y no tenga por lo tanto, los caracteres de la música destinada a otros fines.

Esa unidad exige también que a la realización de una verdadera música sacra se llegue mediante una cuidadosa preparación específica, tanto artística como espiritual y litúrgica.

Ante esta perspectiva es preciso insistir en la preparación de los compositores, a los que hay que ofrecer las ayudas, sugerencias e instrumentos adecuados; en la formación de los fieles y de los cantores, miembros de las Scholæ Cantorum, que son ejemplo fecundo de organización en orden a la dignidad de las celebraciones litúrgicas; en el estudio teórico y práctico de la música sacra, según los modelos propuestos por la Santa Sede, en todos los seminarios y los institutos religiosos; en la fundación y vitalidad de los diversos institutos y escuelas de música sacra, para la formación de maestros que unan a la competencia en el arte musical una fe profunda y una práctica íntegra de vida cristiana.


GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO

El rosario cantado
por Pablo L. De Marcos

Oración inicial

Lléname Señor con tu Espíritu.
Lléname Señor con tu Espíritu.
Y déjame sentir el fuego de tu Amor
Aquí en mi corazón, Señor.
Y déjame sentir el fuego de tu Amor
Aquí en mi corazón, Señor.
Amén


MISTERIOS GOZOSOS
(Para todos los misterios se utilizará la melodía de “El trece de Mayo”)

I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
Llegó hasta María del Ángel la voz:
“Serás tú –le dice- la Madre de Dios.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
María visita a Santa Isabel,
llenando de gracias a su sierva fiel.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
En pobre pesebre nació el Salvador;
los ángeles cantan la paz y el amor.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
La Virgen su ofrenda al Templo llevó,
y allí Jesús Niño a Dios presentó.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
Tres días perdido estuvo Jesús,
y dio a los doctores raudales de luz.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.



MISTERIOS LUMINOSOS

I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
Quiso sumergirse en el río Jordán
y ser bautizado por su primo Juan.
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María


II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
Si pide María, el Hijo que es Dios,
no puede a la Madre decirle que no.
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María


III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Queremos ser signos vivos de tu amor,
sembrar en el mundo tu Reino, Señor
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María


IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
A sus seguidores les muestra el Señor
la gloria del cielo en el monte Tabor.
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María


V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
En la santa cena tu palabra obró
este gran prodigio digno de tu amor.
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María


MISTERIOS DOLOROSOS

I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Orando en el huerto el Buen Redentor
vertió de su sangre un largo sudor.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


II LA FLAGELACIÓN
Cuando en la columna azotes sufrió,
por todos los hombres Jesús padeció.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Corona de espinas su frente rasgó
por los pensamientos que ofenden a Dios.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


IV LA VÍA DE LA CRUZ
Al Monte Calvario camina Jesús
llevando en sus hombros divinos la cruz.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


V LA MUERTE DE JESÚS
En la cruz clavado murió el Salvador,
dejando a María por Madre de amor.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


MISTERIOS GLORIOSOS

I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
Después de tres días revive el Señor,
de muerte y pecado feliz Vencedor.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Subiendo a los cielos en carne inmortal
nos abre las puertas de la eternidad.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
En lenguas de fuego, cual dones de amor,
llegó hasta los Doce el Consolador.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
En cuerpo y en alma la Virgen se va
al cielo donde Ella nos esperará.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
De cielos y tierra se escucha una voz:
María es la Reina de la Creación.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.


CONCLUSIÓN

Oración final
(Con la melodía de “Bendita sea tu pureza”)
Quisiera Virgen María,
Madre mía muy amada,
Tener el alma abrasada
En vuestro amor noche y día.
¡Oh, dulce Señora mía,
quién tuviera tal fervor
que aventajara en ardor
a los serafines todos,
amándoos por cuantos modos
inventó el más fino Amor!
Amén


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