Rostros rechazados
Por el P. Fernando PascualFuente: Catholic.net
Cada rostro nos habla, nos interpela, nos revela algo de la vida y del corazón de un ser humano. Rostros de niños, de jóvenes, de personas adultas, de ancianos. Rostros distintos, llenos de riqueza y de misterios.
Hay rostros, sin embargo, casi invisibles. El rostro de un feto en el seno de su madre, el rostro de un pobre del que se rehuye la mirada, el rostro de un asesino que provoca desprecio.
Hay rostros rechazados antes de nacer. Su historia termina anónimamente. Sus labios y sus ojos no serán nunca vistos por sus padres, su historia quedará cerrada definitivamente por culpa de la «habilidad» de un mal médico que usa su saber «curativo», precisamente para lo más opuesto a su ética profesional: para eliminar vidas.
En cada aborto un rostro es destruido. No nos atrevemos a mirarle a la cara, incluso hay quienes censuran como «inhumanas» y «ofensivas» las fotos de algunos fetos abortados. Sobre ellos corre una ola de silencio, de indiferencia, de desprecio: muchos prefieren mirar a otro lado, no reconocer que un hijo es eliminado en cada aborto.
Hay quienes buscan, para evitar tanto horror, tanta injusticia, adelantar el tiempo del aborto, hacerlo de forma precoz, antes de que el embrión llegue a tener rostro, antes de que adquiera «forma humana». Pero adelantar un crimen no elimina la injusticia.
Muchos se horrorizan al ver la imagen de un niño de pocos meses asesinado por sus padres. Las fotos dejan un impacto profundo en la opinión pública, pues ante tanta barbarie, ante un delito miserable, hay que ser muy duros para sentirse indiferentes.
Pero muchos han llegado a mirar con indiferencia el drama del aborto. Como si en cada aborto no fuese destruida una vida humana. Como si el hecho de tener un rostro invisible -quizá incluso aún no formado- fuese justificación suficiente para el silencio culpable de sociedades homicidas. Muchos ni quieren ni se atreven a mirarle abiertamente, a darle un nombre, a reconocer en cada embrión, en cada feto, a un hermano nuestro, a un hijo necesitado de respeto y, sobre todo, de amor materno.
Cada año, millones de hijos sin rostro son eliminados. Incluso ante presiones de grupos que dicen, falsamente, defender los «derechos» de la mujer. Como si no hubiese, entre tantos hijos asesinados, millones de rostros femeninos. Valiosos, muy valiosos, como valiosos son los millones de rostros masculinos eliminados en hospitales muy modernos o en casas particulares.
Quizá algo cambiaremos si damos un rostro, una forma, incluso un nombre, a los hijos más pequeños. Quizá entonces millones de madres dejarán de optar por abortos criminales para abrirse al respeto, al amor, a la acogida de sus hijos más pequeños. Quizá más médicos usarán su ciencia para asistir embarazos difíciles, para ayudar a las madres a atender dignamente a sus hijos. Quizá más organismos nacionales e internacionales dejarán de promover el aborto entre los pobres para ayudarles a crecer económica y socialmente.
Entonces millones de rostros, en unos meses, llenarán de llantos y sonrisas un planeta necesitado de justicia, de esperanza, de hijos acogidos y muy necesitados de cariño verdadero.
GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO
El Rosario de los que No Nacieron
Las meditaciones fueron compuestas por el P. Frank Pavone
Fuente: www.diosesvida.com.ar
Oración inicial
Jesús,
que asumiste la condición de niño indefenso
en el vientre de tu Santísima Madre, la Bienaventurada Virgen María,
te suplicamos
que ilumines las conciencias de los médicos y legisladores,
y que bendigas a todas las madres,
para que todos los niños concebidos disfruten del precioso don de la vida.
Te pedimos que la amorosa protección de María
cubra a todos los pequeños en el vientre de sus madres
y los proteja en su nacimiento.
Te lo pedimos a Ti
que con el Padre y el Espíritu Santo
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
MISTERIOS GOZOSOS
I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
María sintió confusión por el saludo del Ángel, sin embargo, se regocijó por cumplir la Voluntad de Dios. Oremos para que los que estén cruzando por penas o dificultades por sus embarazos reciban la gracia de confiar en la voluntad de Dios.
II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
Juan el Bautista saltó de gozo en el vientre de su madre. Oremos para que la gente comprenda que el aborto no se trata sobre niños que "pueden" venir al mundo, sino sobre niños que ya están en el mundo, viviendo y creciendo en el vientre de sus Madres y los cuales serán asesinados.
III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
Dios Mismo nació como un niño. La grandeza de una persona no depende del tamaño, puesto que el Rey de Reyes recién nacido es un pequeño. Oremos para que la amenaza de aborto contra los no nacidos que no alcanzan tamaño adecuado sea eliminada.
IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
El Niño es presentado en el Templo porque el Niño pertenece a Dios. Los niños no le pertenecen ni a los Padres ni a un gobierno. Ellos y todos nosotros, le pertenecemos a Dios.
V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
El Niño Jesús estaba lleno de sabiduría, porque Él es Dios. Oremos para que toda la gente pueda ver la sabiduría de Sus enseñanzas sobre la dignidad de la vida, y podamos comprender que sus enseñanzas no son una opinión, sino que son verdad.
MISTERIOS LUMINOSOS
I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
Todos hemos sido llamados a ser hijos adoptivos de Dios por medio del bautismo. Oremos para que los niños en el vientre de sus Madres sean protegidos, para que puedan nacer y ser bienvenidos a la comunidad Cristiana por medio del bautismo.
II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
La pareja de recién casados es bendecida no sólo con vino, sino con la fe en Cristo. Oremos para que los matrimonios sean fortalecidos, enraizados en el Señor y abiertos al don de la nueva vida.
III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva. Oremos para que estas primeras palabras de Jesús en su ministerio público, puedan ser escuchadas por todos los que han cometido abortos. Que sepan que el Señor los llama a la conversión y que puedan experimentar un arrepentimiento de entrega a la vida.
IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
Cristo es transformado en el Monte, los discípulos ven su Gloria. Que los ojos de todo el mundo sean transformados y que puedan ver en cada vida humana el reflejo de la Gloria del mismo Dios.
V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Éste es mi cuerpo, entregado por ustedes. La Eucaristía nos enseña cómo vivir y cómo amar. Oremos para que los Padres de familia, quienes sacrifican a los bebés por sus propios intereses, aprendan a hacerse a un lado para el propio bienestar de sus bebés.
MISTERIOS DOLOROSOS
I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Oremos por las madres y padres que se encuentran en agonía por la tentación de abortar a un hijo. Que reciban la buena nueva de que existen alternativas al aborto, y que hagan uso de toda la asistencia que tienen a su disponibilidad.
II LA FLAGELACIÓN
Así como el Cuerpo de Cristo era desgarrado por los instrumentos de los que lo flagelaban, también los cuerpos de los niños en el vientre de sus madres, son desgarrados por los instrumentos de los abortistas. Oremos para que los abortistas se arrepientan por asesinar a los niños.
III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Jesús sufrió en silencio el dolor de las espinas que penetraban su cabeza. Oremos por las madres y padres de los niños abortados. Hay tantos que sufren la pena, el dolor y el arrepentimiento de haber tomado esa decisión que es irrevocable. Hay tantos que sufren en silencio, porque otros les dijeron que era lo normal y que no era gran cosa.
IV LA VÍA DE LA CRUZ
Jesús no fue condenado por el poder de la gente malvada. Él fue condenado por el silencio de la gente buena. El silencio siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima. Oremos para que nosotros nunca guardemos silencio contra el aborto, sino que hablemos efectivamente para salvar a los niños de la muerte.
V LA MUERTE DE JESÚS
Al meditar sobre la muerte de Cristo, recordemos las muchas mujeres que han muerto por causa de los supuestos "abortos seguros y legales". Pidamos perdón y misericordia por ellas. Que su muerte sea, para otras mujeres, la salvación, para que no cometan ese error trágico.
MISTERIOS GLORIOSOS
I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
¡Cristo ha resucitado! Por su Resurrección, Él ha destruido el poder de la muerte, y por ende el poder del aborto. El resultado de esta batalla por la Vida ya ha sido decidido: ¡La Vida es victoriosa! Oremos para que todos los que luchan por la vida puedan extender esta victoria a cada rincón de nuestra sociedad.
II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Al ascender al Trono de Dios Padre, Cristo toma nuestra naturaleza humana, la cual nos fue dada en el vientre de nuestras Madres, y la lleva hacia lo más alto del cielo. Él nos demuestra que los seres humanos hemos sido creados para ser elevados al cielo y no para ser descartados al fondo de los basureros. Oremos para que el mundo entero comprenda esta verdad y rechace el aborto.
III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo es el Defensor: Él ruega por nuestra causa, ya que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Oremos para que Él nos convierta en defensores de los niños que no pueden hablar o escribir, que no pueden votar ni protestar, ni tampoco orar.
IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
La Santísima Virgen María fue asunta en cuerpo y alma al cielo porque ella es la Madre de Dios. Madre e Hijo son reunidos. La Asunción nos recuerda que ellos se pertenecen el uno al otro. Oremos para que la sociedad vea que no puede amar a las mujeres mientras mata a sus hijos; y no puede salvar a los niños si no ayuda a sus madres. Oremos para que la gente sea tocada de manera muy especial por la pregunta que propone el derecho a la vida:"¿Porqué no podemos amarlos a ambos?"
V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
Santa María es la Reina del Universo. Ella es la criatura más grande, segunda sólo al mismo Dios. La Iglesia defiende la dignidad de la mujer. Oremos para que la gente comprenda que ser pro vida significa ser pro mujer; y que ser pro mujer exige ser pro vida.
CONCLUSIóN
Oración Final
Oh María,
Aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
Mira, Madre,
el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos
muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la Vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia,
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amen
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