Nº 9: Rosario Misionero

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Nuestra Señora del Globo
Reina de las Misiones



BOLETIN DEL ROSARIO
Año I - Nº 9
Córdoba, mayo 2006

REFLEXIÓN

Rasgos fundamentales de la espiritualidad misionera
del Manual para Los Grupos Misioneros
Conferencia Episcopal Argentina
Comisión Episcopal de Misiones

El misionero es un discípulo de Cristo: sabe que antes de ser apóstol es preciso ser discípulo, es decir, ha tenido un encuentro vivo, personal con Jesús resucitado y vive cotidianamente en unión con El en la oración y los sacramentos, principalmente la Eucaristía y la Reconciliación. Porque “no se puede anunciar a quien no se conoce”.

Es un contemplativo: que transmite no sólo conceptos y doctrinas, sino su experiencia personal de Jesucristo y de los valores de su Reino. Por ello, el misionero vive profundamente en comunión con Jesucristo, sabe encontrar en medio de la acción, momentos de “desierto” donde se encuentra con Cristo y se deja llenar por su Espíritu.

Es dócil al Espíritu Santo: se deja inundar por el Espíritu Santo para hacerse más semejante a Cristo, y se deja guiar por El. Sabe que no puede entregarse totalmente a la obra del Evangelio si no le mueve y fortalece el Espíritu Santo. Acoge dócilmente sus dones, que lo transforman en testigo valiente de Cristo y preclaro anunciador de su Palabra. Sabe que no es él quien obra y habla, sino que es el Espíritu Santo el verdadero protagonista de la misión.

Vive el misterio de Cristo “enviado”: el misionero vive en íntima comunión con Cristo, hasta tener sus mismos sentimientos: está impregnado del Amor del Padre, y obedece su voluntad hasta las últimas consecuencias. Se sabe enviado por Cristo a cumplir su misión, y acompañado constantemente por El.

Tiene a María como Madre y Modelo: su espiritualidad es profundamente mariana. La Madre del Resucitado es también su Madre, y es para él modelo de fidelidad, docilidad, servicio, compromiso misionero.

Vive la pobreza y el “éxodo misionero”: el sentido de “salir de la tierra” para el misionero, no implica únicamente el “salir geográfico”, sino que misionero sabe que debe abandonar su comodidad y su seguridad para “remar mar adentro”, para ir a las situaciones y lugares donde Cristo lo quiera enviar. Debe abandonar sus propios esquemas, sus ideas preestablecidas, para abandonarse en las realidades que la evangelización le presenten. La pobreza misionera no hace referencia únicamente a la pobreza material, sino al abandono a la voluntad de Dios y a los caminos que El le presente.

Vive la misión como un compromiso fundamental: el misionero es un comprometido en el seguimiento de Jesús y en la lucha por su Reino liberador y universal. El misionero ha dicho “sí” a Dios, y no se hecha atrás ni retacea en su entrega.

Ama a la Iglesia y a los hombres como Jesús los ha amado: lo primero que mueve al misionero es el amor por los hombres, a quienes quiere llevar a Cristo. El misionero es el hombre de la caridad, el “hermano universal”, que lleva a Cristo a todos los hombres, por cuyos problemas se interesa, para quienes siempre está disponible, y a quienes trata siempre con ternura, compasión y acogida.

El verdadero misionero es el santo: la llamada a la misión deriva de la llamada a la santidad. La santidad es un presupuesto fundamental y una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia. No bastan los métodos, los conocimientos, la capacidad de oratoria, si no están sustentados por el testimonio de vida cristiana y de santidad del misionero.



GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO


Organizado a mediados del siglo XX por el obispo norteamericano, Mons. Fulton Sheen, el Rosario Misionero sugiere y brinda un medio muy práctico de orar por las misiones y misioneros. Consiste en poner como intención, en cada uno de los misterios, a uno de los continentes. Las cinco decenas tienen sendos colores, que representan a cada uno de los cinco continentes y recuerdan al que reza, la intención misional de cada decena: los primeros misterios (verde), por África; los segundos (rojo) por América; los terceros (blanco) por Europa; los cuartos (azul) por Oceanía y los quintos (amarillo), por Asia.


Oración Inicial

Espíritu Santo,
mueve los corazones de tus fieles
y concédenos la gracia
de sentir que nos llamas con urgencia a trabajar por la salvación del mundo.
Por Cristo nuestro Señor.


MISTERIOS GOZOSOS

I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
Al contemplar la Encarnación del Hijo de Dios, pidamos para que la Santísima Virgen siga acompañando la labor de todos los misioneros en África, para que así como el Verbo se encarnó en la humanidad, el mensaje del Evangelio siga inculturándose en tierras africanas.

II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
En este misterio queremos pedir para que la Virgen María siga visitando nuestros pueblos de América para socorrer nuestras necesidades; pero sobre todo para traernos a su hijo Jesús que es camino, verdad y vida.

III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
Al contemplar el misterio del anuncio de la salvación a los pastores y a los magos de Oriente, pidamos para que la Iglesia europea, que tradicionalmente ha sido evangelizadora, recupere su vitalidad, retorne a las fuentes de su fe que se ha enfriado con el correr de los siglos, y recupere el dinamismo misionero.
IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
En este misterio pidamos por todos los ancianos y ancianas de Oceanía y del mundo, para que haya quien, esté cerca de ellos y los ayude en sus necesidades. Pero sobre todo le pedimos a la Santísima Virgen que ella misma los alivie en los achaques y molestias de la edad y les consiga de Dios poder llegar a conocer a su Hijo Jesús, para su completa y eterna salvación.

V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
Al contemplar este misterio, pidamos por Asia, el mayor de los continentes, donde Cristo está más ausente, más desconocido, más perseguido
.

MISTERIOS LUMINOSOS

I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
Pidamos por el pueblo africano, para que al igual que en el Jordán, escuche la voz de Dios que también a él le dice, en medio del sufrimiento provocado por el hambre, las continuas guerras y las desigualdades raciales, "Este es mi hijo muy amado", y para que surjan grandes evangelizadores entre los mismos africanos.

II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
Pedimos por nuestro pueblo Americano, para que Jesús se nos siga manifestando como lo hizo en las bodas de Caná, y para que nosotros sepamos obedecer el consejo de María que nos dice: "Hagan lo que El les diga".

III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
En este misterio pidamos a Dios que suscite en la Iglesia europea valientes misioneros, dirigentes audaces y sabios que prediquen y anuncien el Reino de Dios, invitando a la conversión, como lo hizo Jesucristo
IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
Pidamos para que a todos los hombres de Oceanía se manifieste la gloria de Jesucristo, para que lleguen a contemplar su rostro y a encontrarse personalmente con El y a exclamar como Pedro: ¡Señor, qué bien estamos aquí!

V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Pidamos a Jesucristo, que quiso entregarse como alimento espiritual, que también proporcione el alimento material a los millones de hombres, mujeres y niños que padecen el hambre atroz y la miseria extrema en el continente asiático, el más poblado del mundo.

MISTERIOS DOLOROSOS

I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Hoy nos toca a nosotros acercarnos a Jesús que ora y suda sangre en el huerto; nos toca a nosotros prolongar la oración de Jesús, y recoger las gotas de su sangre ofreciéndolas a Dios-Padre por el continente africano. Y nuestra oración y ofrenda tendrán más eficacia si sabremos unir nuestros sacrificios, nuestras penas y sufrimientos al sudor de sangre de Jesús para la evangelización de África. Pidamos al Señor por el pueblo africano, que hoy también "suda sangre", víctima de los conflictos raciales, de la miseria y del hambre, para que sepa hacer de su calvario una ofrenda amorosa a Dios.

II LA FLAGELACIÓN
En este misterio pidamos que la virgen María nos alcance de su Hijo la gracia de ser solidarios con nuestros hermanos americanos que, marginados en las sierras o en las ciudades, luchan todavía hoy por la vida, por la dignidad, por la justicia.

III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Pidamos a Cristo, rey del universo y redentor nuestro, que por la intercesión de su Santa Madre reavive la Fe de los pueblos europeos, para que en Europa y en el mundo entero se extienda el reino de Dios, reino de justicia, de paz y de amor.
IV LA VÍA DE LA CRUZ
Pidamos a la Dios que nos ayude a convertirnos en «cireneos» de los misioneros, especialmente de los que trabajan en Oceanía, sosteniéndoles con nuestra oración y con nuestros sacrificios.

V LA MUERTE DE JESÚS
Pidamos a Dios que los pueblos asiáticos, que mueren día a día por la injusticia, la miseria, la violencia y la discriminación, se abran a la gracia de la salvación que brota de la cruz donde está clavado el Hijo de Dios, único y verdadero redentor de la humanidad.

MISTERIOS GLORIOSOS

I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
En este misterio pidamos para el pueblo africano, que vive situaciones de muerte día a día, en la miseria, el hambre y en las continuas guerras entre las distintas etnias, experimente la resurrección de Jesucristo, y resucite también con El a la vida de hijos de Dios.

II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Jesús terminó su misión en la tierra y ahora les toca a sus discípulos terminar y completar la obra de salvación. Obedeciendo a este mandato, los misioneros llegaron a estas tierras americanas a traer la riqueza de la fe cristiana. Pidamos, por la intercesión de María de Guadalupe, que el Señor llame a muchos jóvenes de nuestro continente y los envíe por el mundo entero a anunciar la Buena Nueva.

III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Pidamos una nueva efusión del Espíritu sobre el Papa, los obispos y toda la Iglesia del continente europeo, para que surja «una nueva primavera de vida cristiana», para que el viejo continente rejuvenezca bajo ese soplo del Espíritu de Pentecostés.
IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
Los misioneros que trabajan en Oceanía, como los que trabajaron y trabajan en otros continentes, saben con certeza que María, la Madre de Jesús y de los cristianos, subió al cielo para poder acompañarlos y socorrerlos mejor en su labor evangelizadora. Pidamos, pues, a ella que afiance el corazón de los misioneros y misioneras con esa confianza total en su maternal protección. Y pidámosle también para que nuestros hermanos de Oceanía, incluso Ios que habitan en las islas más pequeñas y remotas, puedan experimentar el poder de su intercesión delante de Jesús, para que llegue para todos ellos el día de la redención.

V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
Pidamos a la Virgen María, reina del cielo y de la tierra, para que consiga con su intercesión que también para nuestros hermanos de Asia llegue el Reino de Dios y que todos ellos formen un día con nosotros el pueblo de la nueva y eterna alianza, sellada nuestro redentor en la sangre del Cordero, Cristo nuestro redentor



CONCLUSIÓN

Dirigimos a Nuestra Madre, con amor filial, el rezo de la Salve para que en nuestra patria aumente el espíritu misionero y, ante todo, para suscitar muchas vocaciones sacerdotales y religiosas y de laicos misioneros.

Letanías Misioneras

Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial Ten piedad de nosotros
Dios Hijo Redentor del mundo Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo Ten piedad de nosotros
Trinidad Santa un solo Dios Ten piedad de nosotros

Santa María, Reina de las Misiones Ruega por el Mundo
San Pedro y San Pablo Rueguen por el Mundo
Santa Teresita del Niño Jesús Ruega por el Mundo
San Luis Beltrán, Ruega por el Mundo

San Marcos Ruega por África
San Mateo, Ruega por África
San Agustín Ruega por África
San Atanasio, Ruega por África
San Daniel de Belvedere, Ruega por África
Santos Mártires de Uganda Ruega por África
Beato Carlos de Foucauld, Ruega por Africa
Beata Clementina Anuarite, Ruega por Africa

San Juan Diego Ruega por América
San Francisco Solano Ruega por América
Santa Rosa de Lima Ruega por América
San Martín de Porres Ruega por América
San Roque González de Santa Cruz, Ruega por América
Santo Toribio de Mogrovejo Ruega por América
San Pedro Claver Ruega por América
San Juan Bosco, Ruega por América
Santa Kateri Tekakwitha, Ruega por América
Mártires Cristeros, Rueguen por América
Beata Laura Vicuña, Ruega por América

San Bonifacio de Alemania, Ruega por Europa
San Agustín Canterbury, Ruega por Europa
San Patricio de Irlanda, Ruega por Europa
San Remigio de Reims, Ruega por Europa
Santo Domingo de Guzmán, Ruega por nosotros
San Leonardo de Sevilla, Ruega por Europa
Santa Gianna Beretta, Ruega por Europa
San Alfonso María de Ligorio, Ruega por Europa
San Luis Rey de Francia, Ruega por Europa
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Ruega por Europa

San Pedro Damián de Hancy, Ruega por Oceanía
San Pedro Chanel, Ruega por Oceanía
Estrella del Mar, Ruega por Oceanía

San Andrés, Ruega por Asia
San Felipe, Ruega por Asia
San Alberico Crescitelli, Ruega por Asia
Santo Tomás Apóstol, Ruega por Asia
San Marón, Ruega por Asia
San Francisco Javier, Ruega por Asia
Santa Olga, Ruega por Asia
San Juan de Brito, Ruega por Asia
San Charbel Makhluf, Ruega por Asia
Santos Mártires coreanos, Rueguen por Asia
Beata Teresa de Calcuta, Ruega por Asia


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Óyenos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de NSJ.


Oración final
Te rogamos, Señor, Dios nuestro,
concedas a nosotros tus siervos
gozar de perpetua salud de alma y cuerpo,
y por intercesión de la Bienaventurada Virgen María,
vernos libres de las miserias presentes
y gozar de las eternas alegrías.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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