Sub tuum praesidium, la oración más antigua a la Virgen
Fragmento de papiro del s. III
Los muertos resucitan
Catequesis sobre la Iglesia de San Cirilo de Jerusalén (s. IV)
Un árbol abatido florece ¿Y el hombre abatido no florece?
Lo que fue sembrado y cosechado permanece en la parva. Y el hombre separado de este mundo, ¿no permanece en algún lugar?
Los gajos de los viñedos y las ramas de los árboles, completamente cortados, transplantados, reciben la vida y producen fruto; el hombre, por el cual las plantas existen, una vez enterrado ¿no resucitará?
Valorando los esfuerzos, ¿qué es más difícil: plasmar una estatua que desde el principio no existía o rehacer de nuevo, con su forma original, una que se había roto?
Dios, que nos hizo de la nada, ¿no podrá de nuevo hacer resurgir a aquellos que existieron y murieron?
Pero tú no crees lo que está escrito sobre la resurrección, porque eres griego. Contempla ésto en la naturaleza y reflexiona sobre las cosas que a diario se ven. Se siembra trigo, o cualquier otro género de semillas. Apenas cae, como si se muriera, la semilla se pudre y es inútil para el alimento. Pero, de aquello corrompido, resurge un tallo verde, y lo que había caído, se yergue hermoso.
El trigo está hecho para nosotros. El trigo y las semillas están hechas para el consumo, no para sí mismas ¿Aquellas cosas que fueron creadas para nosotros, después de muertas reviven. Y nosotros, que somos el motivo por el cual ellas viven, ¿no resucitaremos de la muerte?
GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO
Las meditaciones propuestas son oraciones compuestas entre los siglos I a VIII
Oración Inicial
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Amén
(San Agustín, s.V)
MISTERIOS GOZOSOS
I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
Por eso yo soy tu siervo, porque mi Señor es tu Hijo.
Por eso tú eres mi señora, porque eres esclava de mi Señor.
Por eso yo he sido hecho esclavo,
porque tú has sido hecha Madre de mi Hacedor.
(San Ildefonso de Toledo, s.VII)
II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
Feliz de ti, María,
porque en ti se cumplen los enigmas y los misterios anunciados por los profetas.
Feliz de ti, porque desde tu seno se ha irradiado un esplendor
que se difunde sobre toda la tierra que ahora te llama bienaventurada.
Feliz de ti, porque con tu leche has alimentado a Dios,
el cual, en su misericordia, se hizo pequeño para engrandecer a los miserables.
(Balaj el Sirio, s.V)
III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
A los seguidores de Dios, guardianes de rebaños y pastores de corderos,
se les mostró el Niño envuelto en pañales en un pesebre.
Y Belén, por el querer divino
fue llamada patria del Verbo.
(s. II)
IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
Tú has rendido a Dios la alabanza que merece;
pero no rechaces la nuestra, ya que,
aunque indigna e inadecuada,
al menos está hecha con todo nuestro amor.
No rechaces, oh entre todas bendita,
la alabanza expresada por nuestros labios impuros,
porque nace de un alma que te ama.
No desprecies las palabras de una lengua indigna,
sino ten en cuenta nuestro gran amor,
y obtennos de Dios el perdón de los pecados,
la cancelación de toda mancha,
y la alegría de la vida eterna.
(San Germán de Constantinopla, s. VI)
Catequesis sobre la Iglesia de San Cirilo de Jerusalén (s. IV)
Un árbol abatido florece ¿Y el hombre abatido no florece?
Lo que fue sembrado y cosechado permanece en la parva. Y el hombre separado de este mundo, ¿no permanece en algún lugar?
Los gajos de los viñedos y las ramas de los árboles, completamente cortados, transplantados, reciben la vida y producen fruto; el hombre, por el cual las plantas existen, una vez enterrado ¿no resucitará?
Valorando los esfuerzos, ¿qué es más difícil: plasmar una estatua que desde el principio no existía o rehacer de nuevo, con su forma original, una que se había roto?
Dios, que nos hizo de la nada, ¿no podrá de nuevo hacer resurgir a aquellos que existieron y murieron?
Pero tú no crees lo que está escrito sobre la resurrección, porque eres griego. Contempla ésto en la naturaleza y reflexiona sobre las cosas que a diario se ven. Se siembra trigo, o cualquier otro género de semillas. Apenas cae, como si se muriera, la semilla se pudre y es inútil para el alimento. Pero, de aquello corrompido, resurge un tallo verde, y lo que había caído, se yergue hermoso.
El trigo está hecho para nosotros. El trigo y las semillas están hechas para el consumo, no para sí mismas ¿Aquellas cosas que fueron creadas para nosotros, después de muertas reviven. Y nosotros, que somos el motivo por el cual ellas viven, ¿no resucitaremos de la muerte?
GUIÓN DEL REZO DEL ROSARIO
Las meditaciones propuestas son oraciones compuestas entre los siglos I a VIII
Oración Inicial
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Amén
(San Agustín, s.V)
MISTERIOS GOZOSOS
I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA
Por eso yo soy tu siervo, porque mi Señor es tu Hijo.
Por eso tú eres mi señora, porque eres esclava de mi Señor.
Por eso yo he sido hecho esclavo,
porque tú has sido hecha Madre de mi Hacedor.
(San Ildefonso de Toledo, s.VII)
II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
Feliz de ti, María,
porque en ti se cumplen los enigmas y los misterios anunciados por los profetas.
Feliz de ti, porque desde tu seno se ha irradiado un esplendor
que se difunde sobre toda la tierra que ahora te llama bienaventurada.
Feliz de ti, porque con tu leche has alimentado a Dios,
el cual, en su misericordia, se hizo pequeño para engrandecer a los miserables.
(Balaj el Sirio, s.V)
III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN
A los seguidores de Dios, guardianes de rebaños y pastores de corderos,
se les mostró el Niño envuelto en pañales en un pesebre.
Y Belén, por el querer divino
fue llamada patria del Verbo.
(s. II)
IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
Tú has rendido a Dios la alabanza que merece;
pero no rechaces la nuestra, ya que,
aunque indigna e inadecuada,
al menos está hecha con todo nuestro amor.
No rechaces, oh entre todas bendita,
la alabanza expresada por nuestros labios impuros,
porque nace de un alma que te ama.
No desprecies las palabras de una lengua indigna,
sino ten en cuenta nuestro gran amor,
y obtennos de Dios el perdón de los pecados,
la cancelación de toda mancha,
y la alegría de la vida eterna.
(San Germán de Constantinopla, s. VI)
V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO
Gloria al Padre que mandó a su Único Hijo,
para que se manifestase por medio de María,
nos librase del error
y glorificase su nombre en el cielo y en la tierra.
(Balaj el Sirio, s. V)
MISTERIOS LUMINOSOS
I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
No me asusto al escuchar:
“Eres tierra y a la tierra volverás”.
porque el Señor en el Santo Bautismo
me canceló toda mancha de pecado.
(Gregorio de Nisa, s. IV)
Gloria al Padre que mandó a su Único Hijo,
para que se manifestase por medio de María,
nos librase del error
y glorificase su nombre en el cielo y en la tierra.
(Balaj el Sirio, s. V)
MISTERIOS LUMINOSOS
I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.
No me asusto al escuchar:
“Eres tierra y a la tierra volverás”.
porque el Señor en el Santo Bautismo
me canceló toda mancha de pecado.
(Gregorio de Nisa, s. IV)
II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
Acepta las súplicas de pueblo, Virgen Madre de Dios,
e intercede sin descanso ante tu Hijo,
a fin de que libre a los que te alabamos,
de los peligros y tentaciones.
Porque tú eres nuestra embajadora y nuestra esperanza.
(Andrés de Creta, s. VII)
III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.
Oh, Rey:
Aunque los himnos que te cantáramos
fueran como las arenas de la playa,
nunca podremos igualar lo que nos has dado.
Por eso te aclamamos. Aleluya.
(Himno Akathistos, s. V)
IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
Haz que temamos al Hijo de Dios,
porque quien teme a Dios guardará sus mandamientos
y purificará sus sentidos
para poder mirar el esplendor de la luz divina
(Eleuterio de Tournai, s. V)
Oh, Rey:
Aunque los himnos que te cantáramos
fueran como las arenas de la playa,
nunca podremos igualar lo que nos has dado.
Por eso te aclamamos. Aleluya.
(Himno Akathistos, s. V)
IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
Haz que temamos al Hijo de Dios,
porque quien teme a Dios guardará sus mandamientos
y purificará sus sentidos
para poder mirar el esplendor de la luz divina
(Eleuterio de Tournai, s. V)
V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
A ti, María,
que produces en tu seno el fruto de la oblación,
nosotros, siervos de este santuario,
te rogamos insistentemente
que nos guardes del enemigo que nos asedia.
Y que así como no se separa la mezcla del agua y del vino,
así nosotros no nos separemos de ti y de tu Hijo, Cordero de salvación.
(Anáfora etiópica, s. VIII)
MISTERIOS DOLOROSOS
I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Caigo, Señor, a tus plantas para adorarte.
Te doy gracias, Dios , por la bondad.
Te imploro, Dios de santidad.
Ante Ti doblo la rodilla.
(San Efrén, s. IV)
A ti, María,
que produces en tu seno el fruto de la oblación,
nosotros, siervos de este santuario,
te rogamos insistentemente
que nos guardes del enemigo que nos asedia.
Y que así como no se separa la mezcla del agua y del vino,
así nosotros no nos separemos de ti y de tu Hijo, Cordero de salvación.
(Anáfora etiópica, s. VIII)
MISTERIOS DOLOROSOS
I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
Caigo, Señor, a tus plantas para adorarte.
Te doy gracias, Dios , por la bondad.
Te imploro, Dios de santidad.
Ante Ti doblo la rodilla.
(San Efrén, s. IV)
II LA FLAGELACIÓN
¡Gloria a Ti, que fuiste maniatado!
¡Gloria a Ti, que fuiste flagelado!
¡Gloria a Ti, que fuiste escarnecido!
(San Efrén, s. IV)
¡Gloria a Ti, que fuiste maniatado!
¡Gloria a Ti, que fuiste flagelado!
¡Gloria a Ti, que fuiste escarnecido!
(San Efrén, s. IV)
III LA CORONACIÓN DE ESPINAS
En mi dolor
no me revuelco en agudas espinas
Porque el Señor ha recogido las espinas de nuestros pecados,
coronando su propia cabeza con ellas.
(Gregorio de Nisa, s. IV)
IV LA VÍA DE LA CRUZ
¡Oh cruz buena,
que fuiste embellecida por los miembros del Señor,
tantas veces deseada,
solícitamente querida,
buscada sin descanso,
y con ardiente deseo preparada!
Recíbeme de entre los hombres y llévame junto a mi Maestro,
para que por tí me reciba, Aquel que me redimió por tí muriendo.
(San Andrés Apóstol, s.I)
¡Oh cruz buena,
que fuiste embellecida por los miembros del Señor,
tantas veces deseada,
solícitamente querida,
buscada sin descanso,
y con ardiente deseo preparada!
Recíbeme de entre los hombres y llévame junto a mi Maestro,
para que por tí me reciba, Aquel que me redimió por tí muriendo.
(San Andrés Apóstol, s.I)
V LA MUERTE DE JESÚS
Te has dejado calmar la sed con vinagre y hiel,
Oh, misericordioso,
para destruir el gusto antiguo.
Te has dejado clavar en el patíbulo de la cruz,
Tú que una vez protegiste a tu pueblo
con una columna de nubes
(Oficio del Sábado Santo, s.VII)
MISTERIOS GLORIOSOS
I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
Mil veces glorificada seas, Virgen Madre de Dios.
Te celebramos porque por la cruz de tu Hijo
el infierno fue vencido y la muerte mortificada,
Y nosotros, muertos,
hemos resucitado y hechos dignos de la vida.
Hemos obtenido el paraíso
(Himno, s. V)
II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Vino del Padre,
volvió al Padre.
Bajó a los infiernos,
volvió a subir al trono de Dios.
(Himno ambrosiano, s.IV )
Te has dejado calmar la sed con vinagre y hiel,
Oh, misericordioso,
para destruir el gusto antiguo.
Te has dejado clavar en el patíbulo de la cruz,
Tú que una vez protegiste a tu pueblo
con una columna de nubes
(Oficio del Sábado Santo, s.VII)
MISTERIOS GLORIOSOS
I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR
Mil veces glorificada seas, Virgen Madre de Dios.
Te celebramos porque por la cruz de tu Hijo
el infierno fue vencido y la muerte mortificada,
Y nosotros, muertos,
hemos resucitado y hechos dignos de la vida.
Hemos obtenido el paraíso
(Himno, s. V)
II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO
Vino del Padre,
volvió al Padre.
Bajó a los infiernos,
volvió a subir al trono de Dios.
(Himno ambrosiano, s.IV )
III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Señora mía, dueña y poderosa sobre mí,
Madre de mi Señor, sierva de tu Hijo,
engendradora del que creó el mundo,
a tí te ruego, te oro y te pido
que tenga el Espíritu de tu Señor,
que tenga el Espíritu de tu Hijo,
que tenga el Espíritu mi Redentor,
para que yo conozca lo verdadero y digno de ti.
(San Ildefonso de Toledo, s. VII)
IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
Míranos con benevolencia desde el cielo,
gobiérnanos en la paz,
guíanos para que no tengamos miedo ante el trono del juez.
(Basilio de Seleucia, s. V)
Señora mía, dueña y poderosa sobre mí,
Madre de mi Señor, sierva de tu Hijo,
engendradora del que creó el mundo,
a tí te ruego, te oro y te pido
que tenga el Espíritu de tu Señor,
que tenga el Espíritu de tu Hijo,
que tenga el Espíritu mi Redentor,
para que yo conozca lo verdadero y digno de ti.
(San Ildefonso de Toledo, s. VII)
IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
Míranos con benevolencia desde el cielo,
gobiérnanos en la paz,
guíanos para que no tengamos miedo ante el trono del juez.
(Basilio de Seleucia, s. V)
V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO
Bienaventurada eres por todos los siglos de los siglos,
gratísima a Dios,
más resplandeciente que los querubines,
y más gloriosa que los serafines.
(San Efrén,s. IV)
CONCLUSIÓN
Oración final: Letanías de San Efrén
Salve, canto de los querubines y alabanza de los ángeles.
Salve, paz y alegría de la humanidad.
Salve, Jardín de las delicias.
Salve, Árbol de la vida.
Salve, Baluarte de los fieles.
Salve, Puerto de los náufragos.
Salve, reclamo de Adán.
Salve, rescate de Eva.
Salve, Templo santísimo.
Salve, Trono del Señor.
Salve, Virgen, que has aplastado la cabeza del dragón precipitado al fuego.
Salve, Refugio de los afligidos.
Salve, Rescate de la maldición.
Salve, Madre de Cristo, Hijo de Dios vivo.
A Él toda gloria, honor, adoración y alabanza,
ahora y siempre y en todo lugar, por los siglos.Amén.
Bienaventurada eres por todos los siglos de los siglos,
gratísima a Dios,
más resplandeciente que los querubines,
y más gloriosa que los serafines.
(San Efrén,s. IV)
CONCLUSIÓN
Oración final: Letanías de San Efrén
Salve, canto de los querubines y alabanza de los ángeles.
Salve, paz y alegría de la humanidad.
Salve, Jardín de las delicias.
Salve, Árbol de la vida.
Salve, Baluarte de los fieles.
Salve, Puerto de los náufragos.
Salve, reclamo de Adán.
Salve, rescate de Eva.
Salve, Templo santísimo.
Salve, Trono del Señor.
Salve, Virgen, que has aplastado la cabeza del dragón precipitado al fuego.
Salve, Refugio de los afligidos.
Salve, Rescate de la maldición.
Salve, Madre de Cristo, Hijo de Dios vivo.
A Él toda gloria, honor, adoración y alabanza,
ahora y siempre y en todo lugar, por los siglos.Amén.
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