N° 35- Misterios de Luz

15 de agosto de 2013
MISTERIOS DE LUZ

bautismo señor

Marko Rupnik,sj: Bautismo de Cristo



I   El Bautismo del Señor

Entrando en el río Jordán, Jesús, sin pecado, hace visible su solidaridad con los que reconocen sus propios pecados, eligen arrepentirse y cambian de vida; hace comprensible que formar parte del pueblo de Dios quiere decir entrar en una óptica de novedad de vida según Dios. En este gesto, Jesús anticipa la cruz, toma el lugar de los pecadores, asume sobre sus hombros el peso de la culpa de la humanidad entera, cumpliendo la voluntad del Padre.
(Benedicto XVI, catequesis del 30 de noviembre de 2011)



II   Las bodas de Caná

En Caná, la Virgen muestra una vez más su total disponibilidad a Dios. Ella que, en la Anunciación, creyendo en Jesús antes de verlo, había contribuido al prodigio de la concepción virginal, aquí, confiando en el poder de Jesús aún sin revelar, provoca su "primer signo": la prodigiosa transformación del agua en vino.
De ese modo, María precede en la fe a los discípulos,  que creerán después del milagro.
La exhortación de María: "Haced lo que él os diga” invita a una confianza sin vacilaciones.
 (Juan PabIo II, audiencia general del miércoles 26 de febrero de 1997)





III    El anuncio del Reino invitando a la conversión

El inicio de la misión de Jesús marcó también su separación de la Madre, la cual no siempre siguió al Hijo durante su peregrinación por los caminos de Palestina. La separación no significaba lejanía del corazón, ni impedía a la Madre seguir espiritualmente a su Hijo, conservando y meditando su enseñanza. María comparte el itinerario de su Hijo y, cada vez más unida a él en la fe, en la esperanza y en el amor, coopera en la salvación. La Virgen se convierte así en modelo para quienes acogen la palabra de Cristo: nos enseña a ponernos con confianza a la escucha del Salvador, para descubrir en él la Palabra divina que transforma y renueva nuestra vida.
(Juan PabIo II, audiencia general del miércoles 12 de marzo de 1997)



IV    La Transfiguración

La Transfiguración del Señor nos invita a dirigir la mirada "a las alturas", al cielo. En la narración evangélica de la Transfiguración en el monte, se nos da un signo premonitorio, que nos permite vislumbrar de modo fugaz el reino de los santos, donde también nosotros, al final de nuestra existencia terrena, podremos ser partícipes de la gloria de Cristo, que será completa, total y definitiva. Entonces todo el universo quedará transfigurado y se cumplirá finalmente el designio divino de la salvación. La Virgen, que participó en el misterio de Cristo más que ninguna otra criatura, nos sostenga en nuestro camino de fe.
 (Benedicto XVI, Angelus del 5 de agosto de 2007) 




V    La institución de la Eucaristía

Pongámonos a la escucha de María Santísima, en quien el Misterio eucarístico se muestra, más que en ningún otro, como misterio de luz. Mirándola a ella conocemos la fuerza trasformadora que tiene la Eucaristía. En ella vemos el mundo renovado por el amor. Al contemplarla Asunta al Cielo en alma y cuerpo, vemos un resquicio del « cielo nuevo » y de la « tierra nueva » que se abrirán ante nuestros ojos con la segunda venida de Cristo. La Eucaristía es ya aquí, en la tierra, su prenda y, en cierto modo, su anticipación: ¡Ven, Señor Jesús!

(Juan PabIo II, Ecclesia de Eucharistia)

No hay comentarios: